Especial Enoturismo

La Rioja, el punto de partida para soñar con grandes destinos

Descubrir el mundo a través del vino es un pretexto excelente, un hilo tejido con taninos y emociones que hilvana países y culturas de lo más diversas, un concepto que siempre ha defendido Vivanco a través de su proyecto en Briones, La Rioja. No hay más que viajar a través de la web Worlds Best Vineyards para descubrir, entre sus 50 seleccionados en 2022, que la semilla de los sueños vitivinícolas ha enraizado en países como Francia, Italia, Nueva Zelanda, Sudáfrica, Argentina, Uruguay, Portugal, Alemania, EEUU, Austria, Grecia, Australia o Chile.

A veces el porqué de la seducción se la debemos a un paisaje, a una experiencia gastronómica gracias a chefs de prestigio internacional o a una habitación donde el descanso es reparador y las vistas únicas. Otras, a la arquitectura vanguardista de un edificio con firma de autor, a la visión precursora de una pequeña familia bodeguera o a una obra de arte destacada. En ocasiones, las buenas ideas se asientan entre el traqueteo de una calesa vintage o durante un paseo en bicicleta, o a pie, entre la quietud de viñedos singulares.

Y, a veces, nuestro siguiente destino, el mágico, el inesperado, se encuentra mucho más cerca de lo que pensamos. Es el caso de la Bodega y el Museo Vivanco de la Cultura del Vino, enclavado en Briones, La Rioja, un pequeño pueblo medieval catalogado como uno los lugares más bonitos de España. Vivanco, cuyas raíces se asientan a los pies de la Sierra de Cantabria, cuenta con grandes atributos y con esos pequeños detalles que hacen que la experiencia en torno al vino se transforme en un momento memorable.

Por un lado, la Familia Vivanco ha coleccionado a lo largo de casi medio siglo una colección artística y etnográfica que da cuerpo a las cinco salas expositivas del Museo Vivanco de la Cultura del Vino: desde piezas milenarias, como las que atestiguan el esplendor del antiguo Egipto, hasta una de las mayores colecciones de sacacorchos del mundo expuestas al público (más de 3500 artilugios), pasando por obras de arte firmadas por Durero, Chagall, Picasso, Sorolla, Andy Warhol o Miró.

Por otro, un Jardín Ampelográfico que preserva más de 200 variedades de vid de los cinco continentes, estratégicamente situado entre esculturas y el sosiego de 9000 metros cuadrados que colindan con una finca, bajo la Sierra de Cantabria, donde cada día se miman las vides cuyos frutos dan cuerpo a vinos singulares y premiados a nivel internacional.

Además del Centro de Documentación del Vino y del Restaurante panorámico, cuya exquisita propuesta gastronómica se sirve con vistas al viñedo, destaca la bodega acristalada que, en sus entrañas, alberga la imponente Sala de Tinos de Roble Francés y otros rincones subterráneos donde la temperatura constante, y la luz tenue, acarician las barricas donde envejecen Vivanco Crianza y Vivanco Reserva, los sobresalientes vinos de Colección Vivanco y los nuevos proyectos de innovación del Enólogo Rafael Vivanco, los espumosos de Rioja y su nuevo vino de municipio, Vivanco Brunes: pequeños lujos para el paladar que conllevan un arduo trabajo de investigación sobre variedades riojanas, algunas casi extintas.

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