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Unai y el detalle de pensar en los otros

Siguen llamando la atención imágenes del partido que el pasado miércoles enfrentó al Autol con el Dinamo de San Juan y que sirvió para que el club riojano entre en el sorteo del próximo lunes en el que saldrá, sí o sí, una bola de un equipo de primera división. Si a muchos les chocó la unión entre las aficiones cuando ya todo había acabado, una de las más llamativas para muchos fue la del pequeño Unai Moreno.

Tras el último penalti marcado por Víctor Pardo, La Manzanera se convirtió en una auténtica fiesta y mientras todo el mundo salía al campo a celebrarlo con los jugadores, el chaval, de once años y jugador de la cantera del equipo, no lo dudó ni un momento. Pidió a su padre permiso para salir al campo y fue directo a animar a los que peor lo estaban pasando en ese momento: los jugadores del San Juan.

“Me preguntó si podía salir al campo y le dije que sí, mi sorpresa fue cuando en vez de ir a celebrar con el resto la victoria, siguió hacia adelante y paso a la zona donde estaban los jugadores del otro equipo para darles ánimos”, cuenta su padre.

Su madre, mientras, veía el partido por televisión desde casa. “En cuanto le vi sabía que era él por la mochila que llevaba y dije: ¿pero dónde va este hijo?”, cuenta orgullosa por el detalle del chaval.

Mientras charlamos en ‘La Manzanera’ el chaval no deja de darle patadas al balón. “Me acordé de la final que perdimos la temporada pasada en Arnedo y cómo lloraban mis compañeros ese día, y pensé que alguien tenía que ir a darles ánimos”, cuenta el chaval. Es portero y sabe lo duras que son, siempre, las derrotas. “Y más cuando es así, en los penaltis y después de haber jugado muy bien”, resalta.

Aunque su madre vio la imagen en directo, el chaval no supo hasta la mañana siguiente que había sido captado por las cámaras. “Al salir del colegio me lo comentaron y me dieron la enhorabuena por cómo había actuado”, cuenta. Victor Merino, jugador del Autol, aprovecha ese momento para hacerlo también: “Bien hecho, chaval, bien hecho”, le dice. El pequeño agradece el gesto pero no hace más que mirar al otro lado del campo. Y es que de mayor quiere ser como Víctor Sabilla, el portero de su primer equipo. Y es que hay veces que los porteros también pueden ser los héroes de un partido.

Su padre colabora en lo que puede en el fútbol base del club. “Intentamos transmitir siempre este tipo de valores. Ellos están acostumbrados a que en cuanto terminan el partido, pase lo que pase, hay que saludar al rival”. Unai lo ha interiorizado.

El chaval recuerda que uno de los jugadores del San Juan le dio las gracias. “Bien jugado, chaval”, le llegó a escuchar al jugador. Aunque las cámaras no recogen más que un momento de la acción de Unai, fue uno por uno a todos los jugadores que encontró en ese momento. “Luego intenté buscar a un primo que había venido de San Juan a ver el partido para despedirme de él y decirle que habían jugado muy bien”, cuenta.

Un detalle que hace más grande al deporte y que deja meridianamente claro que si se trabajan los valores en los clubes se logran resultados en los jugadores y en la afición.

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