Agricultura

ASAJA advierte de las carencias del seguro agrario para frutales

Las condiciones climáticas extremas de este año han reducido la cantidad y valor comercial de la cosecha fruta en una media del 30 por ciento y sin embargo el seguro agrario no ha compensado estas pérdidas porque las condiciones no reflejan la realidad de estos fenómenos a pesar de que el precio de la suscripción sigue subiendo.

En este contexto, ARAG-ASAJA ha realizado un estudio sobre las pérdidas de la campaña de fruta durante todo el año, su afección en las diferentes variedades y la cobertura de las diferentes líneas de seguros. La principal conclusión es que los riesgos cubiertos por el seguro agrario en los frutales o bien tienen una franquicia elevada o no están lo suficientemente adaptados para responder a diferentes fenómenos climáticos que parecen ser cada vez más frecuentes.

Los dos fenómenos extremos que han reducido la producción este años han sido, en primer lugar, las bajas temperaturas de los primeros días de abril y, en segundo, las sucesivas olas de calor.

En concreto, la línea de explotaciones frutícolas, (línea 300), únicamente permite asegurar por explotación los riesgos de helada y falta de cuajado, quedando indefensas las explotaciones mixtas de fruta de hueso y de pepita, pues es extremadamente improbable que la helada afecte por igual a estos dos tipos de frutales debido a la diferencia en cuanto a la época de floración, momento más crítico ante una helada.

O, por ejemplo, los daños en calidad por hielo en especies tendentes a la partenocarpia, como la pera Conferencia, no se aprecian hasta pasados bastante más tiempo que los 10 días desde la fecha del siniestro, detectándose incluso en fechas próximas a la recolección, como ha ocurrido este año. Estos casos tampoco se contemplan en el condicionado de Agroseguro.

De hecho, en el condicionado se excluye cualquier tipo de siniestro que no recoja el pliego, “Se considerarán amparadas las pérdidas, no controlables por el agricultor, producidas sobre los bienes asegurados, cuando (…) se cumplan las condiciones siguientes:

– Los daños se deban a un evento climático concreto, con fecha de ocurrencia o momento determinado. Afecten de forma generalizada a las producciones de la zona de cultivo.

– Los efectos y sintomatología específica puedan ser verificables y evaluables en campo, siendo para ello necesario que la comunicación del siniestro se haga en el plazo de los 10 días desde su ocurrencia (excepto para el hueso roto, que computará desde la aparición del efecto)”.

Así, ARAG-ASAJA propone las siguientes modificaciones en los condicionantes de los seguros agrarios:

– Separar el riesgo de hielo (y falta de cuajado) como mínimo entre especies de hueso y pepita, o incluso llegar al nivel de especie.

– Ante el elevado aumento en la tarifa y las restricciones de rendimientos, franquicias, indeterminación del tipo de siniestro, etc., potenciar un módulo P para pedrisco ‘básico’ asequible en el que el asegurado pueda mantener su renta ante este tipo de siniestros y de esta manera no salga del sistema de seguros agrarios.

– Ampliar fechas límite de declaración de siniestros en determinados riesgos

– Creación de una cobertura de ‘alta calidad’: cuyo daño de más de un 40%-50% en manzana, por ejemplo, el productor ya tiene que plantearse destinar toda la partida a zumo. Asimismo, reconsiderar las ‘tablas mejoradas’ y sus porcentajes de aplicación.

– Acumulación de riesgos (asoleado, viento, fauna, calor extremo, etc.). Si bien están contemplados algunos en ‘resto de adversidades climatológicas’, tiene que darse una afección prácticamente catastrófica para poder llegar a que uno de estos siniestros sea indemnizable; cuando la suma de ellos varios de ellos pueden mermar considerablemente las producciones, tener un seguro, y no recibir ningún tipo de indemnización, es más, puede conllevar una penalización.

– Tras el parte de siniestro debiera realizarse una inspección inmediata y un seguimiento del siniestro hasta la inspección definitiva (no siempre se hace).

Finalmente, desde ARAG-ASAJA se quiere llamar la atención sobre la reducción de los rendimientos asegurables en frutales ya que consecuencias como la merma de producción registrada este año, puede verse reflejada sobre el rendimiento máximo asegurable de los próximos años.

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