¿A quién no le gusta un buen vino de Rioja con un pincho de la Laurel? Cualquier momento es bueno para visitar La Rioja y su encanto, y es que la comunidad concentra maravillas históricas, castillos, palacios, monasterios milenarios e iglesias. Sin dejar escapar la increíble experiencia gastronómica que ofrece la región. Todo ello atrae a la comunidad más pequeña de la península miles de turistas cada año.
La comunidad autónoma ha acogido este pasado mes de julio a un total de 52.553 turistas, 41.253 nacionales y 11.300 extranjeros. La cifra supera la del mismo mes del último año prepandemia (2019) y supone el cuarto mejor mes de julio de la historia del turismo riojano.
Si bien los datos de viajeros de turismo son relativamente buenos, los de pernoctaciones son aún mejores. Durante el mes de julio, el sector hotelero alojó un total de 91.193 pernoctaciones: los turistas pasan más días en La Rioja que hace dos años.
Mikel posa sonriente a la cámara de su padre frente a la Redonda en Logroño. Aunque no es la primera vez que visita la ciudad, siempre le sorprende lo grande que es la concatedral: ¡Mírala, papá, es que es enorme!” Los dos vitorianos han venido a visitar Logroño durante dos días, para disfrutar de su gastronomía y “unos días de relax y tranquilidad”. “Es una ciudad perfecta para relajarte y comer y beber bien”, explica Ander, padre de Mikel.
Guillaume (Francia, 58 años) y su familia pasean por la calle Portales, directos hacia la Oficina de Turismo para encontrar recomendaciones sobre Logroño y sus alrededores. Los más pequeños insisten al padre en ir a tomar un “mostito”: “¡Les ha encantado! Ellos piden el mosto y nosotros vino, que también está buenísimo”. Además de la gastronomía y los vinos riojanos, la familia francesa ha visitado la cuna del castellano, San Millán de la Cogolla, donde han conocido un poco de la historia riojana. “Nos recomendaron unos amigos venir, y hemos acertado, seguro que volveremos”, confiesa Guillaume.
Los lugares estrella para los turistas son las visitas guiadas y catas en diferentes bodegas riojanas, donde poder saborear un buen vino; diferentes pueblos con larga historia riojana, como San Millán de la Cogolla; y para comer y ‘tapear’ la muy reconocida calle Laurel.
Contemplando la Redonda se encuentran Naiara y Dani, una pareja de jóvenes vascos que han venido a pasar una semana de “tranquilidad” a Logroño. Los jóvenes cuentan que buscaban buen tiempo “pero sin temperaturas extremas” y, entre risas, confiesan que querían buena fiesta: “¡Ha superado nuestras expectativas!”. Una de las actividades favoritas de Dani ha sido ir a las Norias y la visita guiada a las bodegas Franco Españolas; Naiara, sin embargo, ha disfrutado más en la Laurel, donde dice que “no he encontrado un pincho que no me guste”.
Todavía queda ‘jaleo’
Aunque el turismo riojano ha dejado muy buenas cifras este verano, habitualmente septiembre es uno de los mejores meses para la llegada del turismo en La Rioja. El comienzo de la vendimia y las actividades culturales que inundan la región atrae a cientos de turistas que desean pasear por las calles, disfrutar de su gente y su gastronomía.
Así, Ricardo y Lidia aseguran volver en el mes de septiembre. La pareja catalana ha quedado “encantada” con el mundo del vino y la vendimia, sobre todo Ricardo, quien dice estar “gratamente sorprendido” con la comunidad. Gracias a la intriga que le ha generado el campo riojano, ya han reservado para volver en septiembre, coincidiendo además con las tan ansiadas fiestas de San Mateo: “Volvemos para aprender más sobre el vino; pero también queremos volver porque unos amigos nos recomendaron San Mateo”.
