El Rioja

Vendimia pasada por agua: las tintas entran en bodega al ralentí

Las ligeras lluvias de esta semana han retrasado la entrada de los primeros racimos en bodega

FOTO: EFE/ Raquel Manzanares.

Los depósitos se van llenando conforme avanza la vendimia en Rioja, que esta semana da un paso más con la entrada de las primeras uvas tintas en bodega. Lo hacen en las tolvas de la cooperativa Viñedos de Aldeanueva de la localidad riojabajeña, que ya el pasado 10 de agosto inauguró una nueva campaña con su tempranillo blanco.

Las previsiones apuntaban en un principio a una recolección superior a los 200.000 kilos de uva, especialmente procedentes de la zona más occidental de Alfaro y las viñas más tempranas donde ya urge vendimiar. Pero las últimas lluvias caídas desde mediados de la semana, apenas unos diez litros, han mermado el número de remolques que llegaban a bodega dejando una vendimia que avanza al ralentí, y es que no todos los viticultores que tenían previsto cosechar lo han hecho debido a las precipitaciones. Contratiempos y cosas del directo en las que el astro marca el ritmo.

 

Esos primeros racimos tintos se han cortado este jueves pasadas las ocho de la mañana y, al igual que las variedades blancas, la sanidad de la uva es excepcional. “Habrá que estar pendientes un poco de la acidez, pero las mediciones que se han hecho estos días en el campo apunta a unas graduaciones de entre 14 y 14,5”, apunta el gerente de la cooperativa, Abel Torres.

Un inicio, además, que se realizará totalmente a máquina. “Comenzaremos a un mayor ritmo que otros años porque son muchos los agricultores que lo tienen todo listo para empezar a vendimiar. Hacia mitad de la semana que viene, y si el tiempo no lo impide, comenzaremos ya a cosechar a velocidad de crucero llegando a las primeras viñas que se recogen a mano”, añade.

Esta campaña 2022 trae producción mermada pero excelente en términos de calidad gracias al comportamiento meteorológico. “El cuajado coincidió con una ola de calor que hizo que la flor no se convirtiera en fruto y en la época del envero llegó otra ola que hizo que la uva no creciese tanto. Así que al estar el racimo más esclarecido hay menos posibilidades de enfermedad. El problema podría haber sido la deshidratación, pero afortunadamente en esta zona la capacidad de riego de las fincas es casi del cien por cien”.

Esta ausencia de precipitaciones durante todo el verano ha propiciado, además, la ausencia de enfermedades y plagas, por lo que Abel se atreve a decir que “podría tratarse del año más ecológico y más natural en el viñedo” gracias a los escasos tratamientos que se han aplicado en el campo.

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