Miguel Ángel Blanco, el edil del PP secuestrado en Ermua y asesinado por la banda terrorista ETA en 1997, contará con un espacio público dedicado a su persona en Logroño.
Así lo ha acordado el pleno del Ayuntamiento de Logroño, tras aprobar por unanimidad una moción del PP. La concejal popular Mar San Martín ha constatado que Miguel Ángel Blanco es “un símbolo, podría haber sido de cualquier otro partido, por lo que otorgar su nombre a un espacio de la ciudad sería un símbolo para todos aquellos soportaron esa situación terrible”.
El portavoz del Grupo Socialista, Iván Reinares, ha incidido en que su asesinato supuso un cambio en la sociedad, “surgió el espíritu de Ermua y confirmó la victoria de la conciencia colectiva frente al terrorismo, por lo que es necesario que la sociedad no olvide una parte tan importante de la historia española”.
Por su parte, el portavoz municipal de Ciudadanos (Cs), Ignacio Tricio, ha coincidido en que “todos los que vivieron el secuestro y posterior asesinato de Miguel Ángel Blanco hace 25 años tienen una deuda con su memoria”.
La concejala de Unidas Podemos (UP), Amaia Castro, ha subrayado que se necesita “garantizar que lo que sucedió tantos años requiere de un esfuerzo de reconstrucción de memoria extraordinaria y el olvido no es una opción, existe una generación que empieza a olvidar nombres de víctimas tan importantes como Miguel Ángel”.
El portavoz regionalista, Rubén Antoñanzas, ha recordado cómo vivió la noche del secuestro, acompañando a sus compañeros de partido en la sede del PP riojano, ya que él era entonces presidente del Consejo de la Juventud de Logroño.
Por otro lado, el pleno del Ayuntamiento de Logroño ha rechazado una moción del Grupo Municipal Popular para la creación de una red de animación cultural de los quioscos de prensa municipales, con los votos en contra del PSOE, UP, PR+ y a favor de PP, Cs y los concejales no adscritos, Javier Garijo y María Luisa Bermejo.
El concejal de PP Josu Ahedo ha señalado que Logroño cuenta con 25 quioscos de prensa repartidos por toda la ciudad, de los que 19 están en desuso, aunque “presentan un diseño idóneo para incorporar otras funciones y actividades relacionadas con la cultura”.
Los quioscos, ha indicado, constituyen elementos apropiados para mejorar la oferta cultural logroñesa mediante su aprovechamiento para la dinamización y difusión de la lectura y la música en la calle. Asimismo, el portavoz municipal del PP, Conrado Escobar, ha propuesto que esos quioscos puedan ser usados por jóvenes músicos de la ciudad o poetas riojanos.
En este sentido, el alcalde de Logroño, Pablo Hermoso de Mendoza, ha recriminado al PP que dejó languidecer la biblioteca Rafael Azcona y ha agradecido la gestión de la directiva actual de este espacio, ya que “ha abierto un espacio en el que se escuchan poemas, conciertos y se hacen actividades”.
También ha recordado la gestión del Gobierno Local en el parque Gallarza con la creación de esas gradas y ese espacio donde se organizan conciertos; o el espacio de la pajarera en el parque del Carmen.
Por su parte, la concejala de Cultura, ha explicado que los quioscos no son espacios públicos, sino privados, por lo que “habría que explorar una vía de uso de estos espacios para la creación de actividad económica”.
El primer paso, ha señalado, es modificar la ordenanza actual que dice que hay que retirar los quioscos después de darles un plazo concreto, y luego cambiar ese espacio que abarcan para darle otros usos, pero “teniendo en cuenta a su sector”.
Ha puesto el ejemplo de la ciudad de Barcelona, donde se ha llegado a un acuerdo para que estos quioscos puedan servir café y ofrecer un servicio de paquetería, entre otras acciones, es decir, “generar actividad económica”.
Además, el pleno ha rechazado -con los votos en contra de PSOE, UP, PR+ y los dos concejales no adscritos y a favor de PP y Cs- una moción del Grupo Municipal Ciudadanos para la recuperación del yacimiento arqueológico ubicado en un solar de la calle Hospital Viejo 11-13- 15.
La concejala de Cs, Rocío Fernández, ha resaltado que en este solar aparecieron restos de la muralla de los siglos XIII y XV y también vestigios del único alfar bajomedieval documentado en el norte de la península, por lo que ha propuesto dar continuidad a las catas arqueológicas para “enseñar y lucir” este patrimonio de la ciudad.
