La Rioja

Logroño homenajea a sus tesoros: Montserrat y Gregorio, los ‘abuelos’ de la ciudad

“¡Qué hermosas son tus manos abuelito! ¡Qué hermosas son tus manos con arrugas! Son manos que me cuentan una historia de sudores y penas y dulzuras”, dedicaba Gervasio Melgar en verso a los tesoros más preciados de todas las casas: los abuelos.

Este martes es el día para agradecer a los mayores de las familias: el Día de los Abuelos. Montserrat Clot Segui, de 103 años, y Gregorio Pacheco Pacheco, de 102 años, han sido los logroñeses homenajeados este año en este día tan especial.

El alcalde de Logroño, Pablo Hermoso de Mendoza, y el concejal de Servicios Sociales, Iván Reinares, han recibido en el salón de Retratos del Ayuntamiento a los dos ciudadanos más longevos de la ciudad y que este año serán “los abuelos de Logroño”. Rodeados de sus hijos, nietos y biznietos han recibido un colorido ramo de flores junto con un cuadro de Santa María de la Redonda. Asimismo, el primer edil ha recordado y dedicado unas palabras a todos aquellos abuelos “que nos arrebató la pandemia”.

205 años de historia

Monserrat nació el 15 de febrero de 1919 en Molins de Rey (Barcelona). La catalana nació en una familia ‘de bien’, pero quedó huérfana muy joven y tuvo que criarse con su tía paterna. Siendo una niña todavía, comenzó a trabajar en una fábrica textil de Barcelona y también ayudaba a su tía en la granja familiar.

Durante la Guerra Civil, con 20 años, conoció a su esposo, natural de Treguajantes (aldea de Soto de Cameros) y, un año después, se casó con él. Juntos se trasladaron a Pamplona y posteriormente se instalaron en Logroño. Del matrimonio nacieron siete hijos (cinco varones y dos mujeres), de los que actualmente viven sólo cuatro.

Con una sonrisa de oreja a oreja, la protagonista ha confesado que “nunca olvidará este día”, y ha agradecido la presencia de sus biznietos, que se han acercado a abrazar a su querida abuela. “Estoy muy bien y muy contenta”, ha dicho con especial brillo en los ojos.

Su hijo, Ricardo, ha sido incapaz de contener las lágrimas de emoción mientras miraba a su madre: “Es un orgullo de persona y sobre todo de madre, está llena de vitalidad”. En las palabras que ha querido dedicarle, ha destacado su afición por los deportes: “Como buena catalana su Barcelona es especial para ella”. “Ha sido una abuela excepcional, muy buena cocinera, increíble trabajadora y un orgullo para la familia”, ha contado entre lágrimas.

Por su parte, Gregorio -soriano de nacimiento- nació el 22 de noviembre de 1919, aunque su padre no lo inscribió en el registro civil hasta el 24 de noviembre, debido a la alta mortalidad infantil que se daba en aquellos tiempos. Allí vivió con su numerosa familia hasta que fue llamado a hacer el servicio militar en Larrache (Zaragoza), desde donde fue trasladado a Nador (Melilla) en la división de aviación. Durante la posguerra, se instaló en Logroño y trabajó como empleado del Banco Español de Crédito (Banesto) durante 39 años hasta su jubilación.  En la capital riojana nació su familia, junto a su mujer Demetria, natural de Tricio.

Los homenajeados posaban radiantes ante las cámaras, llenos de alegría y felicidad, dispuestos a seguir cumpliendo años con tanta energía y vitalidad.

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