Después de dos años, el barrio de bodegas de Quel ha vuelto a darse el gustazo de abrir sus puertas para acoger a decenas de turistas que han pasado este sábado para disfrutar de una experiencia enoturística a la altura de la historia de uno de sus recursos más prósperos.
Así, los que han llegado a lo largo de la jornada a la ladera del Cidacos han podido comprobar de primera mano la mágica y asombrosa cultura de las bodegas, que demuestran la tradición vitivinícola de la localidad en el pasado y la apuesta de futuro con su consolidación.
Excavados en las rocas, cuando dejó de elaborarse vino allí, algunas familias queleñas los utilizaron como merenderos, otros los dejaron a su ventura y algunos se fueron abandonando con los que poco a poco el barrio fue perdiendo su encanto hasta que, hace unos años, el consistorio volvió a mirar hacia allí y demostró que con trabajo todo es posible.
Ahora, muchas de ellas recuperadas, son un lugar perfecto en el que mostrar la riqueza enoturística del municipio que se hace, si cabe, aún más potente en jornadas como la de este sábado en la que el barrio se disfruta con mayor plenitud.
Una jornada para disfrutar de la gastronomía y los vinos queleños y que permiten dar a conocer un barrio que tiene mucho que decir en el futuro.
