La Rioja

MIR, escala imprescindible entre la facultad y la consulta

Lucía Peña, Teresa Mayado y Tatia Santirso son un ejemplo perfecto del triángulo necesario e imprescindible para que los MIR que han elegido la especialidad de Medicina Familiar se formen en la región. La primera es residente de cuarto año; la segunda, su tutora, médico de familia en el centro de salud de Cascajos, y la tercera es la Jefa de Estudios de la Especialidad de Medicina Familiar y Comunitaria en La Rioja.

Este año, de las 22 plazas ofertadas se han cubierto 15, no como en las tres últimas convocatorias anteriores, que se completó el cupo. Aún así, desde 2014 el número de plazas ofertadas ha ido en aumento constantemente y de las diez que se ofrecían entonces se han pasado a las 22 que había este año de las 25 que tiene acreditadas la región. “Vamos creciendo mucho y tenemos expectativas muy altas, por eso a veces no se llenan todas”, comenta Tatia.

Desde 2019 el programa de formación de La Rioja es multiprofesional. Así, ofrece plazas tanto a médicos de Atención Primaria como a enfermeros de Primaria o Comunitaria. Una vez que los residentes eligen formarse en La Rioja “están cuatro años con nosotros en el caso de los MIR y dos años en el caso de las enfermeras”, explica. Todos eligen a su tutor y el centro de salud donde quieren hacer la especialidad. Los tres primeros años la formación es más hospitalaria y el último año es íntegro en el centro de salud.

En estos momentos, La Rioja cuenta con más de 80 residentes de familia (teniendo en cuenta los cuatro años) y la comunidad tiene a más de cien tutores acreditados entre médicos y enfermeras para formarlos. La elección de uno u otro depende del número MIR que hayan obtenido. “La primera semana te presentan a todos los tutores, hablas con residentes anteriores y te haces una idea de con quién quieres trabajar durante esos cuatro años”, explica Lucía, que eligió ya hace tres años a Teresa como tutora.

“Es un proceso de acompañamiento, su formación está recogida por ley y ahí nos dice qué serie de objetivos hay que cumplir para que luego, una vez terminada la formación, lleguen al centro de salud y sean totalmente autónomos”, dice Teresa. “La formación que tienen en La Rioja es una alta formación, están altamente capacitados para llevar a cabo su trabajo, son muchos los que ya nos eligen no por ser una última opción sino porque saben que aquí se forma muy bien a los médicos de familia”, cuenta Tatia.

Y es que además de sus rotaciones por los diferentes servicios del Hospital San Pedro y sus horas prácticas en el centro de salud, se realizan cursos: unas 200 horas de un plan transversal que es similar para cualquier especialidad y, además, los médicos de familia hacen cien horas más que el resto en una formación más específica.

Por último, los futuros médicos, al final de los cuatro años, tienen que presentar un plan de investigación y un proyecto. Algo que en pocos lugares de España se hace. “Se empezó con este tipo de proyectos de investigación hace diez años, fuimos pioneros. Nuestra unidad docente que es pequeña y de medicina familiar saca treinta proyectos de investigación todos los años”, ponen en valor.

Hasta La Rioja llegan para formarse futuros médicos de toda España. “Habitualmente hay más gente de las comunidades limítrofes o estudiantes riojanos que vienen de estudiar de otras comunidades pero también gente de Murcia, Teruel o incluso Madrid que saben que aquí la formación es excepcional”, añaden.

No tener facultad de medicina penaliza a La Rioja a la hora de no llegar tantos profesionales, pero “los convenios con universidades como la de Zaragoza para hacer prácticas en la carrera nos está dando más visibilidad y cada vez más gente quiere venir a terminar su formación a La Rioja”, aseguran. “Una vez que nos conocen, no se quieren ir. Pasa lo mismo con la especialidad de Medicina Familiar. Hay mucha gente que no quiere ni verla a la hora de elegir, pero cuando la conocen ya no quiere ser otra cosa en la vida”.

Las tres realizaron su MIR en La Rioja. Teresa lo hizo hace años y, a pesar de ser de Zamora, se quedó aquí a vivir para siempre. Lo mismo pasó con la asturiana Tatia. “Una vez que conocí el hospital me quedé tan satisfecha y tan contenta con la región que decidí quedarme aquí”, dice Tatia.  “Nos convertimos en una familia, los residentes, especialmente los de fuera de la comunidad, hacen piña y se crea un vínculo maravilloso”, asegura Lucía.

Y de esos MIR, ¿cuántos se quedan luego a trabajar en La Rioja? “Pues depende de muchas cosas, siempre hay gente que se queda y otros que después de once años estudiando fuera de su ciudad deciden volver a casa; depende de muchos factores y cada año el porcentaje es distinto”, explica Tatia. Este año, además, “esperaron a última hora para decidir quedarse en La Rioja por la coincidencia con las OPE y los concursos de traslado”.

Si algo hay que mejorar en La Rioja para que sea más atractiva para los médicos es la certidumbre en la vida laboral. “Plazas se ofrecen, pero la gente también quiere saber qué va a pasar con su vida laboral y aquí no siempre lo saben y eso es algo que hay que mejorar”, confiesa Teresa. “Sabemos que se está trabajando para que esto mejore, la intención es muy buena, pero a veces se retrasan las cosas porque los trámites administrativos son demasiado lentos”, asegura.

Lucía está en su cuarto año de residencia. Los tres primeros fueron casi todo de formación hospitalaria, rotando por los diferentes servicios del San Pedro -a partir de ahora el Hospital Fundación de Calahorra también estará acreditado para tener residentes-. “Los primeros días conoces un poco el funcionamiento del centro de salud, luego los sistemas informáticos, exploras al paciente, al final del día comentas todas las visitas con el tutor para ir aprendiendo”, recuerda Lucía de su propia experiencia.

“Cada vez va aumentando la responsabilidad y va descendiendo la supervisión”, incide Teresa. “En el último año ya pasas consulta en una sala contigua siempre con el tutor cerca para acceder a él en caso de alguna duda”, explican ambas. Una fórmula perfecta para, una vez terminado el MIR, conseguir grandes profesionales.

Subir