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El pequeño comercio sigue jubilándose: Logroño ya no olerá a Mary Ely

Conocimiento, experiencia y confianza. Estos han sido los tres pilares fundamentales sobre los que se ha asentado una de las perfumerías de Logroño que más tiempo lleva ofreciendo el mejor servicio, asesoramiento y calidad y que el 31 de mayo pronuncia su adiós definitivo. Después de 40 años, Mary Ely Villaescusa se jubila.

Con 15 años ya estaba detrás de un mostrador. Su padre era pintor y empapelador y tenía una droguería en Bilbao. “Comenzamos a traer perfumes y esa parte del negocio la llevábamos mi hermana y yo. El resto de mis hermanos ayudaban a mi padre con el tema de pintura”. Mary Ely se desmarcó y por cosas de la vida, matrimonio con Isidoro Pinillos de por medio, llegó a Logroño hace 42 años llena de sabiduría en el mundo del perfume y la cosmética.

El primer local lo abrió junto a su marido en la calle Padre Marín, para más tarde trasladarse a Avenida de la Paz. Aquí ya empezaron a llegar las marcas exclusivas que en pocos lugares de la capital riojana podían encontrarse: Estée Lauder, Valmont, Christian Dior, La Prairie, La Mer… y más tarde abriría otra tienda en Miguel Villanueva, ‘la del pasaje’. Además de perfumería contaban con alta cosmética y trabajaban con tres cabinas donde desarrollaban tratamientos de belleza, faciales y corporales.

Logroño siempre ha sido muy presumida, y la acogida de nuevas y reconocidas marcas en otros países de Europa funcionaba a la perfección. “El pequeño comercio ha sido el que ha dado a conocer estas marcas; el que las ha cuidado y mimado, el que las ha hecho crecer. Cuesta muchísimo introducirlas en el mercado y a las muevas y grandes compañías se lo hemos dado comido y mascado. Si ahora se conocen es gracias a nosotros”.

Con la competencia tocando el timbre, este negocio de siempre tuvo que ponerse las pilas y sacar toda su artillería. “Se instaló en Logroño un grande como Spray con varios descuentos y tuvimos que reinventarnos”. De ahí que Mary Ely diera una vuelta de tuerca y comenzara a sacrificar los márgenes vendiendo mucho poco a poco. “Lo ideal hubiera sido que todos tuviéramos las mismas ofertas, pero…”. Y de esta forma se convirtió en el negocio con los precios más competitivos en perfumería y cosmética de la capital.

Esta era una de las claves del negocio, pero había más. “Mi Isidoro es un emprendedor nato y hace doce años puso en marcha el comercio online”. Parecen pocos doce años atrás, pero pensándolo bien, ¿qué pequeños negocios tenían página web por aquel entonces? “Empezó Perfumes Valencia y seguido fuimos nosotros con Perfumes Rioja. La página web nos ha dado muchísimo y, sobre todo, nos ha puesto en la mira de la gente más joven no solo de La Rioja, sino de otras ciudades de España”.

La vida son etapas

Hace 9 años surgió otra oportunidad. La antigua Solozábal cesaba su actividad también por jubilación. Esta vez era Luci Solozábal la que comenzaba una nueva etapa y Mary Ely ponía su sello en Capitán Gallarza. Al mando de la nave, Esther Centeno, con años de experiencia en el mundo de la cosmética y ganas de seguir luchando por la filosofía de Isidoro y Mary Ely.

Precisamente ella es la que remarca que la sinergia del matrimonio ha sido el secreto del triunfo. “Son un referente en la ciudad y por su familiaridad y su buen hacer ha llegado el triunfo”. Esther solo tiene palabras buenas para describir su etapa en Mary Ely pero también empieza a sentir esa nostalgia que le va a provocar el cierre. “Es una pena despedirse no de los clientes, sino de la familia que hemos creado. Además, irse de este barrio, ‘el barrio de Logroño’, el más riojano, va a costar. Vivir cada día al lado de la Plaza de Abastos, de la Laurel… eso es una maravilla”.

Quizás este local, el único superviviente de la cadena desde que se cerrara en febrero el del pasaje, sea uno de los rinconcitos de la ciudad de los que ya no quedan. “Pequeño y acogedor es un clásico que te traslada a las perfumerías de antes. Respiras la esencia de los negocios de antes nada más ver el escaparate”.

Mary Ely confiesa que no ha sido fácil tomar la decisión, pero la vida son etapas y ahora toca esta, la del descanso, la de recuperar el tiempo que el negocio, de una forma u otra, le ha quitado. “He sido muy feliz, y me encantaría que Mary Ely siguiera adelante, pero nadie se atreve a cogerlo. No hay gente emprendedora y hay mucho miedo por las circunstancias actuales. Y si a eso le sumas las pocas o ninguna ayuda que se le da al pequeño comercio…”.

Se marcha, sí, pero con muchos planes a la vista. “Tengo un hijo y nietos en el extranjero. Viajaré y disfrutaré de ellos. Conoceré nuevos lugares, haré deporte…, viviré”. El 31 de mayo bajará la persiana por última vez, no sin antes agradecer a toda la ciudad de Logroño y a sus clientas de toda la vida, esas que generación tras generación han confiado en ella, su fidelidad y, sobre todo, su amistad.

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