La violencia (toda acción u omisión intencional que, dirigida a una persona, tiende a causarle daño físico, psicológico, sexual o económico), no entiende de clases sociales, ni de razas, ni de religiones. A las personas que son víctimas de ella dentro del contexto escolar, se les hace muy complicado permanecer y sobre todo poder tener éxito en ese espacio, justo en el momento donde se están desarrollando como personas.
La impotencia que sienten niños y niñas, al igual que sus familias y la comunidad educativa para poder actuar, es muy injusta e irracional. “Esta situación es un fiel reflejo de la sociedad que nos está tocando vivir, que por un lado hay unos avances tecnológicos importantes, pero en convivencia el avance está siendo mucho más lento”, explica Clotilde López, coordinadora y tutora de FPB.
Esta especialista destaca que al hablar de violencia es importante no confundirla con el conflicto. “Generalmente cuando surge un conflicto y si no tenemos los recursos relacionales y cognitivos con los que enfrentarse al mismo, puede acabar en violencia”. Y para que no haya que llegar a este punto, el Gobierno de La Rioja ha desarrollado un nuevo Decreto de Convivencia Escolar tras un largo proceso de consulta, trabajo y colaboración con los diferentes agentes de la Comunidad Educativa.
Un documento que persigue concretar las condiciones para organizar la convivencia en los centros a través de una educación en positivo, favoreciendo la formación en los valores de respeto de los derechos humanos y el ejercicio de la ciudadanía democrática con el compromiso de toda la comunidad educativa.
Porque no todas las personas tenemos las mismas oportunidades para desarrollar las herramientas necesarias para afrontar los conflictos, “la escuela debería ser un espacio significativo para poder desplegar estos recursos, y que este espacio de aprendizaje sea inclusivo para todas y para todos”, aclara Clotilde.
¿Cuál es el papel del profesorado y el alumnado?
Y para conseguir el objetivo final, generar relaciones consigo mismo, con los demás y con el entorno basadas en el cuidado, el buen trato, la dignidad humana, la paz positiva y el respeto, el profesorado es una pieza clave.
La autoridad del profesorado regulada por la Ley Autonómica hasta ahora en vigor se reduce básicamente al establecimiento de una tabla de sanciones para castigar malas conductas. Sin embargo, con el nuevo Decreto, se dota a los docentes de las competencias socioemocionales necesarias para trabajar en las aulas: autocontrol, autoestima, automotivación, resiliencia… y, a la vez, trabajar las competencias socioemocionales interpersonales, como la comunicación, la asertividad, la empatía, la capacidad de negociación o la gestión de conflictos.
Clotilde López aclara que “este decreto nos da la oportunidad no solo a docentes y alumnado, sino también a toda la Comunidad Educativa, a elaborar nuestra propia definición de convivencia; a repensar las prácticas del centro relacionadas con la convivencia, identificando cómo pasar de un modelo más reactivo a un modelo más proactivo; poner el foco en lo preventivo, inclusivo e integrador sin olvidarnos de la disciplina; y poner en el centro la participación del alumnado”.
Pasos para alcanzar esta convivencia
– Convencerse de la necesidad de invertir tiempo y recursos en la convivencia.
– Sentir la necesidad de crear centros seguros. “No podemos volver la cabeza a las situaciones que se están generando, sean pocas o muchas”.
– Formación en prácticas preventivas, inclusivas, integradoras.
– Que en el día a día haya signos que visibilicen que estamos avanzando en esta convivencia.
– Fomentar la participación de toda la Comunidad Educativa en los Centros.
– Poner en marcha metodologías que permitan analizar la realidad, la interacción en el aprendizaje y la relación con el entorno: el Aprendizaje-Servicio y Aprendizaje Basado en Proyectos.
– Educación emocional, en valores.
– Que el principal objetivo sea el éxito escolar para todos y todas.
*Contenido especial para El Gobierno de La Rioja
