Un amable lector que se confiesa “asiduo andando por el camino de la Grajera” se ha puesto en contacto con el Sereno para denunciar que, a su juicio, a veces es peor el remedio que la enfermedad. En su escrito recuerda que “se ha hecho un nuevo camino para bicicletas y el anterior ha quedado para peatones; este se pintó de rojo con un resultado nefasto: la pintura se levantó”.
Para ponerle solución, “han trabajado para quitarla del todo, pero con tal empeño que lo que se ha hecho es fresar el camino”. “Resulta desagradable andar y no digamos el lijado que sufren las zapatillas”, explica, lamentando que “se ha gastado dinero para dejar el camino peor de lo que estaba”.
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