Muchos son los riojanos que recorren la N-232 a diario. Muchos de ellos para acudir a su puesto de trabajo, otros para realizar trámites en municipios más grandes que el suyo, para comprar, para ir al dentista… Para muchos, la vía supone un nexo de unión con sus familiares, con sus amigos…
Para los riojanos, especialmente para los riojabajeños, la vía siempre ha sido sinónimo de accidentes mortales (buena parte de ellos han tenido lugar en el tramo entre Alfaro y Calahorra). En los primeros cinco años de este siglo la media fue de 19 fallecimientos por año. Un dato que poco ha poco se ha ido reduciendo hasta este pasado 2021, en el que no se registró muerte alguna en su asfalto.
Muchos la siguen recorriendo. Ahora sí, con una sensación bien distinta a la de hace años. Es el caso de Jesús. Él trabaja en una empresa calagurritana pero vive en Pradejón y utiliza esta vía cuatro veces al día para acudir a su puesto de trabajo. «Hubo unos años en que cada vez que salía a la nacional tenía la sensación de estar jugándome la vida. Sabías que no había un mes sin un accidente mortal. Han sido demasiados a lo largo de los últimos años», explica.
«La salida de los vehículos pesados y los viajes de ida y vuelta gratuitos con el Vía-T han descongestionado mucho la vía. Ahora la utilizamos prácticamente solo para los recorridos que no puedes hacer por autopista entre los municipios y se nota a cualquier hora del día. La N-232 esta mucho menos transitada que hace diez años», concluye.
Guillermo coincide en esa percepción. Este rinconero trabaja en un colegio de Calahorra. «Se nota mucho desde que los camiones van por la autopista, te encuentras tráfico pero nada que ver con lo que estabábamos habituados hace cinco o seis años. Sigue habiendo horas, como a las ocho de la mañana, que ves algo más de intensidad; pero el día que tengo que ir a las nueve al colegio voy prácticamente solo», explica. Para él, la medida de sacar los camiones a la autopista fue un acierto rotundo a pesar de lo polémica que conllevó en un principio: «Los niveles de tráfico se han reducido mucho o, al menos, esa es la sensación que tenemos todos desde que no hay vehículos pesados en ella».
Otro elemento para reducir la mortalidad
Pablo Aranda es el alcalde de Alcanadre. Cada día tiene que coger su coche para trabajar cerca de Logroño. «Creo que hay dos factores importantes que han podido hacer que las cifras bajen: uno es, sin duda, el paso de los vehículos pesados s la autopista; el otro las líneas continuas, de Alcanadre a Logroño hay únicamente dos tramos con muy buena visibilidad en los que poder adelantar», detalla.
Aranda lleva más de doce años utilizando la carretera prácticamente a diario y en diferentes horarios, dependiendo del turno en el que trabaje. «Sigues viendo accidentes de vez en cuando, pero son muchos menos de los que se veían hace unos años y, por los datos, mucho menos importantes; ahora vas mucho más tranquilo por la carretera, pues antes cada mes leías que había habido algún accidente mortal», asegura.
Como alcalde, además, esto le tranquiliza: «La mayoría de los vecinos de Alcanadre trabajan en el polígono de Agoncillo y tienen que coger a diario la carretera y es una tranquilidad pensar que cada vez es mucho más segura».
Miguel vive en Calahorra y trabaja en Alfaro. Se alegra de los datos, aunque sigue teniendo reivindicaciones que no olvida: «Sin lugar a dudas la peligrosidad de la carretera no tiene nada que ver con la de hace algunos años, pero no nos deberíamos quedar con el dato de un año», comenta.
«Es una carretera con una densidad importante de tráfico y todos sabemos que hay dos opciones: o liberar la AP-68 o desdoblar la nacional; mucho nos han hablado de esas dos medidas pero nunca se hace nada al respecto». «Han sido muchos años de víctimas sin ninguna necesidad porque teníamos la solución al alcance de la mano hace unos años pero la autopista no se liberó».
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