TRIBUNA

Logroño se ha situado en el mapa en su apuesta por la transformación del espacio público

La ciudad de Logroño se ha situado en el mapa junto a otras muchas ciudades en su apuesta por la transformación del espacio público, siguiendo junto a un reducido grupo de capitales de nuestro país la estela de los cambios introducidos en respuesta a la emergencia climática y de la crisis sanitaria, resultado de la primera.

Durante la desescalada del confinamiento se ampliaron los espacios peatonales mediante la devolución de espacio público usando “urbanismo táctico” – unas actuaciones con poca obra civil o ninguna, y por lo tanto de ejecución rápida y de bajo coste.

En mayo de 2020 se presentó Calles Abiertas como “una estrategia de adaptación de nuestras calles que persigue un reparto más equilibrado y justo del espacio en la ciudad” y que “responde también a la lucha contra el cambio climático”. Incluye programas para la creación o mejora de áreas pacificadas, una red ciclista, itinerarios peatonales, apoyo al transporte público, o entornos escolares seguros, entre otros.

Esta estrategia de transformación es similar en propuestas a otras llevadas a cabo en ciudades de toda Europa y de nuestro entorno más cercano. Si bien es cierto que de a un nivel mejorable, se está caminando en la dirección de cambiar el injusto reparto del espacio público (actualmente un 80 por ciento del espacio no edificado se dedica para la circulación y almacenamiento de los vehículos motorizados privados cuando en nuestro reparto modal la gran mayoría de los desplazamientos diarios son a pie), de reducir la siniestralidad y de frenar las emisiones (las contaminantes y las que favorecen el cambio climático).

Muestra de su alcance es que ha recibido el Premio Nacional de Movilidad 2021 en el Congreso Nacional de Medio Ambiente por parte del Ministerio de Transporte, Movilidad y Agenda Urbana y la Real Academia de Ingeniería.

Desde hace años estas y otras medidas han sido reclamadas por asociaciones de vecinos, ecologistas, grupos de urbanistas y colectivos de movilidad ciclista y peatonal. A pesar de que muchas de ellas ya estaban contempladas en el Plan de Movilidad Urbana Sostenible (PMUS) desde 2013, los gobiernos municipales desde entonces se limitaron a implementar de manera superficial y propagandística unas pocas de sus propuestas y dar por cumplidos sin contenido significativo programas enteros.

En la última legislatura, marcada por la pandemia, es cuando se han puesto en marcha con urgencia con un impacto mucho mayor, pero como en cada transformación del entorno, esta estrategia se ha topado con resistencias. Algunas pueden ser entendibles por la incomodidad que puede suponer el cambio de hábitos (desplazamiento de los aparcamientos, reducción legal de velocidades), pero otras son expresión de la hostilidad de quienes no están dispuestos a perder sus privilegios de abuso y de una manifiesta animadversión política que desprecia los argumentos y simplemente ataca al que considera su enemigo.

Se ha llegado incluso al disparate de pedir amparo al Defensor del Pueblo afirmando que “podrían estarse vulnerando derechos de accesibilidad, de libre circulación”. Si algo favorece este programa es la accesibilidad y la libre circulación por otros medios que no sean el automóvil privado.

Dada la actual situación de emergencia climática, consideramos estas actuaciones todavía insuficientes y desearíamos que fueran más ambiciosas. El bienestar del planeta y sus habitantes lo merecen.

Desde EeA nos mostramos favorables a las actuaciones que tratan de mejorar los entornos urbanos favoreciendo un reparto más justo del espacio público, la transformación de la movilidad hacia medios más sostenibles y la mejora de las condiciones de salud ambiental y reclamamos su extensión y consolidación con obra civil en forma de devoluciones permanentes de un espacio público de calidad.

Por todo ello aplaudimos y apoyamos la valiente estrategia Calles Abiertas del Ayuntamiento de Logroño, esperando que llegue mucho más lejos en sus objetivos y rechazamos la inquina de quienes se oponen por sistema a la mejora de las condiciones de vida de sus habitantes.

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