El Rioja

La formación, garante de futuro y excelencia en la ‘Enorregión’ de La Rioja

*Contenido especial para el Gobierno de La Rioja

Para encontrar las primeras evidencias científicas de la elaboración de vino hay que remontarse la friolera de 75 siglos. En cambio, tampoco hay que ser demasiado avispado para adivinar que aquel milagroso hallazgo neolítico en poco o nada se parece al cuidado producto que deleita al mundo cada año desde los depósitos y barricas de las bodegas de Rioja.

Sin formación no hay evolución y sin la labor docente e investigadora es imposible comprender el gran salto de calidad que ha convertido en las últimas décadas a La Rioja en el paradigma de Enorregión. Y precisamente, es este eje fundamental del Plan de Transformación autonómico, el que aspira a impulsar otra revolución del conocimiento a través de la formación y la innovación vitivinícolas.

Porque entre los ejes estratégicos del proyecto (sostenibilidad, digitalización, reto demográfico, colaboración público-privada o generación de empleo, entre otros), la generación y transferencia de conocimiento ejerce un papel capital, pues la innovación y la enseñanza traccionan al resto de retos englobados en la Enorregión. Así, el horizonte es que La Rioja refuerze su rol de liderazgo en ‘I+D+i vitivinícola’ e incorpore acciones referenciales en el panorama global, como un Campus Internacional del Vino, así como abanderar la formación para hacer frente al gran reto que acecha al agro mundial: la adaptación al cambio climático.

Todo ello, sin dejar de lado que la industria del vino en poco se parece a la de hace un siglo: el sector incorpora avances tecnológicos que, a su vez, derivan en la creación de nuevos perfiles profesionales, directa o indirectamente relacionados con la producción vitivinícola. Es ahí donde el conocimiento propicia la anticipación a las nuevas tendencias del mercado y, por tanto, una ventaja competitiva para el sector vitivinícola riojano.

“Un salto de gigante”

A buen seguro no hay voz más autorizada en La Rioja para analizar el impulso que la formación ha supuesto en el motor de la economía de la comunidad. No en vano, por la pizarra del catedrático de la Universidad de La Rioja (UR) han pasado en torno 1.600 alumnos “que ahora mismo ocupan puestos destacados en bodegas, en la Administración, en consejos reguladores y universidades”. “Supuso un paso de gigante”, recalca Fernando Martínez de Toda, en alusión a la implantación de los estudios universitarios sobre Enología y Viticultura en la comunidad a principios de los años 90.

Fernando Martínez de Toda (Universidad de La Rioja).

En 1996, unos 7.500 años después de aquel vino primigenio, la UR implantó la primera titulación estatal en el ámbito vitivinícola: la Licenciatura en Enología. “Hasta entonces nunca había existido una formación reglada a nivel universitario”, recuerda Martínez de Toda, destacando que “cuando se creó la Estación Enológica de Haro hace 130 años se impartieron un cursos de capataces agrícolas; empezó a haber algo de docencia, pero en ningún caso equiparable al ámbito universitario”. “Partiendo de cero, hemos llegado a un grado de especialización importantísimo en el plazo de 30 años, consiguiendo una de las carreras de mayor prestigio en el ámbito estatal”, señala el catedrático.

A día de hoy, la universidad oferta dos modalidades de formación superior: el grado de Enología, que forma a sus alumnos en técnicas de viticultura con presencialidad y dedicación exclusiva; y el Máster en Viticultura y Enología, que se imparte los fines de semana para que los alumnos puedan compatibilizar las clases con su actividad profesional, mayoritariamente vinculada al sector vitivinícola.

“El objetivo es actualizar continuamente los conocimientos que demanda el sector”, explica Fernando Martínez de Toda, quien ha sido testigo directo de cómo la enseñanza se ha traducido en un sector más excelso y competitivo: “La diferencia ha estado fundamentalmente en que siempre había enólogos en las bodegas (el llamado ‘químico’), pero cuando llegué a La Rioja hace 32 años solo había tres bodegas que tenían técnico y eso ha cambiado sustancialmente; hoy en día cualquier bodega tiene tanto un enólogo como un técnico en viticultura”.

El Rioja del futuro

La joya de la corona en cuanto a la formación vitivinícola en La Rioja la guarda el Instituto de Ciencias de la Vid y el Vino (ICVV), gestionado por la Universidad de La Rioja, el Gobierno regional y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y centro de referencia nacional en investigación sobre viticultura y enología.

“La enseñanza universitaria es fundamental porque permite que haya profesores formados específicamente en estos conocimientos para incorporarlos a la actividad diaria de formación e investigación”, subraya Martínez de Toda, quien incide en que “los enólogos que elaborarán el Rioja de 2040 están naciendo ahora”.

Y aunque la sensibilidad social sobre el cambio climático es relativamente reciente, la amenaza de la transición climática está sobre la mesa de los docentes desde hace lustros: “Llevamos del orden de 15 años centrados en el estudio del cambio climático, sus efectos y las técnicas vitícolas para mitigarlos”. “Es un cambio gradual que ya está produciendo; no es como la filoxera, que de un año a otro arrasó el viñedo, y los enólogos se van a formar ya en este paradigma, que es el mayor riesgo que tenemos en previsión y, por ello, toda la investigación está orientada en ese sentido”, concluye Fernando Martínez de Toda.

* Contenido especial para el Gobierno de La Rioja

Subir