El Consejo Regulador de la Producción Agraria Ecológica de La Rioja (CPAER) ha experimentado en el último año un despegue importante en la superficie total de cultivo bajo el sello de ecológico, con unas 450 hectáreas más adscritas que en su mayoría corresponden a viñedo y almendro. Actualmente son 4.900 hectáreas trabajadas por 475 operadores (en 2015 la cifra de productores se situaba en los 326) y la previsión es que los números sigan al alza.
Los compromisos medioambientales de la Unión Europea, junto con el Plan de Acción Europeo de Agricultura Ecológica, marcan llegar a un 25 por ciento de superficie agraria ecológica en 2030, lo que requiere impulsar estrategias y medidas para alcanzar estos compromisos.
En este contexto, el Gobierno de La Rioja, a través de la Consejería de Agricultura, Ganadería, Mundo Rural, Territorio y Población, trabaja con la Sociedad Española de Agricultura Ecológica y Agroecología, y en colaboración con el CPAER, en la redacción del primer Plan Estratégico de Producción Agraria Ecológica de La Rioja. Los principales objetivos son propiciar un crecimiento sostenido y sostenible de la producción ecológica; aumentar el consumo interno de productos ecológicos y locales y consolidar al sector ecológico riojano como estratégico en el medio rural.
Uno de los primeros productores que se adhirió a este órgano de gestión inaugurado en 2010 fue José Ramón Abad. Champiñonero por tradición familiar en los antiguos calados de Autol, hace 27 años dio el paso a la producción de setas ecológicas y lo hizo con la variedad shiitake cuando todavía no había ningún tipo de protocolo de seguimiento. «Costó que este producto tuviera su hueco en el mercado nacional. El que fuera un nombre oriental para unas setas, además, negras no ayudaba mucho por aquel entonces, pero yo seguí investigando porque estaba empeñado en que había potencial», recuerda.
Lo que ahora son tres millones de kilos vendidos en España al año, antes apenas alcanzaban los 50 kilos semanales. «El cambio de tendencia vino de la mano de la restauración, que impulsó su consumo y su inmersión en el mercado por sus propiedades saludables y el sabor. Y así fue como en el 2000 monté junto a mi hermano una empresa con naves de sustratos para criar estas setas y comercializarlas después, pero los primeros años estuvimos solos en España», apunta Ramón, que pasó de vender unos 500 kilos semanales durante los primeros años a 300 toneladas anuales a día de hoy.
Su hueco en la producción ecológica riojana responde al 70 por ciento de su comercialización, pero espera alcanzar el cien por cien. «Si no es con las shiitake, lo haré con otro hongo». Su presencia en este tipo de cultivo libre de químicos llegó casi al mismo tiempo que fundó la empresa con el firme objetivo de la diferenciación, «porque si ya era difícil vender en convencional, imagínate en ecológico». Fue Ramón también quien participó en la redacción de ese primer protocolo de producción de setas shiitake en ecológico para dotarlo de un carácter más oficial, pero reconoce que «el mercado alimentario nunca podrá ser ecológico al cien por cien».
Eso sí, productores como él son claves en el marco de la transición a unos sistemas alimentarios más sostenibles como pioneros a la hora de aplicar la mirada de la ecología en la agricultura, implementar unas técnicas de producción innovadoras respetuosas con el medio ambiente y propiciar la economía circular.
Misma filosofía mantienen en la Cooperativa Frutos del Campo de Aldeanueva de Ebro, donde también el 70 por ciento de la producción se comercializa bajo el sello de ecológico. Su gerente, Rodrigo Mauleón, recalca que, «más que el futuro, esto es ya una realidad muy presente». Fue hace unos cinco años cuando los socios se adentraron en esta aventura gracias a un productor grande de manzana en ecológico y ahora ya son unas 1.200 toneladas de frutas y verduras en ecológico comercializadas anualmente.
Entre ellas, las de Gustavo Ruiz, agricultor de la localidad riojabajeña que gestiona una explotación de frutales de 18 hectáreas. Dio el salto al ecológico hace unos cuatro años y lo hizo con todo, sus perales, melocotonares y ciruelos, «no probando con una parcelita como hicieron otros». Y no se arrepiente de nada. «Ahora uso menos tratamientos y algunos de ellos son incluso más eficaces. Además, ya se sabe que el producto está mucho más sano, sin pesticidas ni nada. Mucho más naturales».
César Martínez es otro de los 86 socios que componen esta cooperativa fundada en 1964 (de los cuales solo 25 están en activo). Se ha convertido en un auténtico especialista de la alcachofa, un cultivo en el que dio sus primeros pasos con su padre pero desde el enfoque convencional. Ahora, y desde hace cinco años, tiene todas sus plantaciones en ecológico, que ascienden a un total de 11 hectáreas.
«Fui el primero en lanzarme con esta hortaliza y no conozco a nadie que tenga tanta superficie como yo. Aunque a mi padre al principio le costó verlo ahora está contento, no; lo siguiente. Me atrevería a decir que incluso más que yo. Está claro que el trabajo es duro, porque en lugar de usar herbicidas, la hierba la quito con azada en mano», señala este joven productor.
Tanto él como Gustavo creen que su presencia en la Cooperativa Frutos del Campo puede servir de referente para el resto y futuros socios. «El 30 por ciento de la producción que se trabaja en convencional pertenece a fincas que por la edad de sus dueños o por circunstancias de las parcelas no se han convertido a ecológico, pero la idea es aumentar el volumen de esta producción para prestar más atención al mercado de exportación, por lo que estamos abiertos a nuevas incorporaciones. Ya colaboramos con algunos agricultores de Navarra en ecológico, pero cuanta más gente, mejor», recalca el gerente.
Sigue el canal de WhatsApp de NueveCuatroUno y recibe las noticias más importantes de La Rioja.