Un estudio muestra que dos de cada tres alumnos de la Universidad de La Rioja (UR) indicaron que el confinamiento de la primavera de 2020 tuvo consecuencias psicológicas y emocionales en sus estudios; y un 16,1 % dijo que había tenido impacto en sus resultados académicos.
Esta es una de las conclusiones del estudio ‘Expectativas, motivaciones, condiciones materiales y valores de los estudiantes de la Universidad de La Rioja’, que también determina que un 80 % el alumnado de la UR manifiesta una elevada preocupación por ámbitos como el racismo, la igualdad de género y la situación de las minorías.
La asesora del Observatorio de los Derechos Humanos de La Rioja, Esmeralda Figueiras; la vicerrectora de Responsabilidad Social de la UR, Fabiola Portillo; y el investigador Sergio Andrés han presentado este jueves, en una rueda informativa, este estudio.
Andrés ha explicado que el documento es una “radiografía” de los valores de los estudiantes universitarios de la UR relacionados con una serie de indicadores que tienen que ver con la igualdad de oportunidades y la equidad.
Este estudio tiene una muestra de 2.215 personas, de las que el 60,3 % son mujeres y el 39,7 % son hombres; y casi el 70% proceden de La Rioja, mientras que el resto son de Navarra y País Vasco, con un 12,4 % y un 10,7 % respectivamente.
La huella del COVID
La principal dificultad derivada del confinamiento y de la docencia online durante esos meses, ha señalado Andrés, fueron las dificultades de adaptación a la manera de impartir la materia, seguido de la actuación del profesorado y de la falta de medios electrónicos, TICs y acceso a internet.
Otra consecuencia de la pandemia en el alumnado está relacionada con su futuro, ya que un 58,2 % dice que esta situación les afectará bastante negativamente y un 27,7 % muy negativamente porque “habrá una gran recesión y se resentirá el empleo”, ha añadido el investigador.
Por otro lado, Figueiras ha destacado que este estudio indica que un 80 % de los universitarios encuestados muestran preocupación por ámbitos como la igualdad de oportunidades, la igualdad de género, la situación de las minorías y el racismo y la xenofobia.
“Existe una alta concienciación de los estudiantes ante estas situaciones, aunque entienden que hay escenarios en los que la situación es más grave que en otros, como el cambio climático o la despoblación del medio rural”, ha apuntado.
El papel socioeconómico
Otro apartado de este informe reconoce la importancia de los orígenes socioeconómicos a la hora de acceder a los estudios superiores, dado que, según Ándrés, “se afirma que tienen una gran peso para poder alcanzar dichos estudios”. “El 62,9% de los encuestados -ha detallado- indicaron que no todo el mundo puede ir a la universidad” y, de ese porcentaje, un 57,8 % señaló como principal motivo de ello a la economía.
Además, ha añadido que un 68,8 % dijo que la clase social y el origen socioeconómico es totalmente o bastante determinante en la posibilidad de estudiar y un 54,8 % cree lo mismo a la hora de alcanzar un empleo de la formación recibida. Ante ello, Figueiras ha afirmado que la presentación de este estudio es “fundamental” en un momento en el que “la derecha se cuestiona que el acceso a los estudios superiores deba ser universal”.
“El acceso a la igualdad de oportunidades a los estudios superiores es un derecho recogido en la declaración universal de derechos humanos”, ha subrayado, que, además, señala que “la educación tiene que tener como objetivo el fortalecimiento del respeto a los derechos humanos y a las libertades fundamentales”.
Por su parte, Portillo se ha referido a que los resultados ofrecen una “rigurosa” radiografía de los orígenes, las características sociodemográficas y otro tipo de indicadores sobre la situación de los alumnos de la UR y de su visión del futuro.
Ha destacado que el estudio muestra una “especial” incidencia en la puesta en valor de la cercanía, la accesibilidad y otros importantes aspectos del desempeño de la UR.
