Poco importa que el cielo amanezca sin rastro de azul intenso y poblado de nubes que amenazan lluvia. Tampoco que este año las fiestas poco tengan que ver con las de la ‘antigua normalidad’ a consecuencia del virus. Es sábado mateo y, por tanto, toca compartir con amigos y familiares las bondades de la gastronomía riojana.
Poco a poco las principales arterias del vermú logroñés han ido poblándose de oriundos y visitantes dispuestos a disfrutar del vermú, bien a base de zurracapote, bien a mesa puesta. Aunque el día ha estado más mustio de lo deseable y la afluencia de gente ha sido menor que en unas fiestas normales, Logroño no ha renunciado a gozar de la gastronomía local en el inicio de los sanmateos.