La Rioja

La cara más joven de los dispositivos para temporeros

Desde hace varias semanas el dispositivo de acogida que cada año organiza Cáritas en Alfaro para la llegada de temporeros está en marcha. Allí se atiende a los temporeros que llegan a La Rioja y que aún no cuentan con un trabajo. Comida, un kit de higiene personal, ropa o calzado si les es necesario… Durante la mañana un buen puñado de voluntarios hacen que la llegada de estas personas a La Rioja sea un poquito más fácil.

Aunque la mayoría de estos voluntarios con personas ya jubiladas, en el dispositivo también encontramos a varios jóvenes que dedican sus mañanas a echar una mano en diferentes puntos del dispositivo. Crescencia García es la encargada de ‘reclutar’ a estos chavales. “La mayoría son de los cursos de catequesis de confirmación, les hablamos de la posibilidad de echar una mano en el dispositivo y siempre tenemos a algunos que se deciden a colaborar, otros ya son veteranos y repiten año tras año”, cuenta.

Lo habitual es que estén las primeras semanas de la apertura del dispositivo más activos. “Hay más al principio de dispositivo porque ya a finales de agosto y septiembre muchos de ellos se tienen que ir a las ciudades donde van a estudiar a ir preparándolo todo para el próximo curso, pero siempre hay algún chaval que sigue durante todo lo que estamos abiertos”, añade.

Una de ellas es Estela Hernández. Ella comenzó ya el año pasado en el dispositivo y este año repite. Su motivación para colaborar con el dispositivo es clara. “Me gusta ayudar en todo lo que puedo a la gente y este proyecto me parecía interesante porque aquí colaboras con que la llegada de los temporeros a La Rioja sea más fácil, es una forma de echar una mano para que personas que en muchos casos vienen sin nada no lo pasen tan mal al llegar”. Tiene claro que ellos son una parte muy importante en la economía agrícola de la región tanto en las campañas de la fruta como en la que está a punto de comenzar de la vendimia.

Aunque hoy sólo dos de ellos están en el dispositivo no es raro que otros jóvenes se pasen por aquí cuando tienen la posibilidad. “Mis amigas también han venido alguna vez y algún compañero del pueblo también viene de vez en cuando”, cuenta Estela. Los temporeros para muchos jóvenes son un ente extraño del que han oído hablar; jóvenes como Estela les ponen nombres, apellidos y cara todos los días. “Al final son personas como tú, no nos damos cuenta pero cualquiera de nosotros nos podemos encontrar en cualquier momento en una situación similar, es gratificante echarles una mano porque además son personas muy agradecidas”, explica.

Javier Cepeda es el primer día que está en el puesto de entrega de kits de higiene. “Vamos pasando por diferentes puestos para ver cómo es el trabajo en cada uno de ellos, yo he estado en acogida que es donde se les toma los datos y hoy me han puesto aquí”, comenta. Con 17 años lo tiene claro “el año pasado con el tema del COVID me di cuenta de que la mayoría de los voluntarios eran personas mayores que podían tener más riesgo que nosotros y que a pesar de eso ahí estaban, así que me animé, es bueno que la juventud nos movamos por estos ámbitos por ver la suerte que tenemos”, reflexiona.

Reconoce que sus amigos se quedan sorprendidos cuando les cuenta la experiencia de cada mañana pero para él es más que gratificante. “El primer día que vienes choca un poco, no eres consciente de lo que te vas a encontrar hasta que no llegas y lo vives directamente. La gente que viene aquí necesita todo el servicio que damos e incluso más, porque vienen con muchas necesidades. Si pudiésemos hacer un poco más sería genial”, cuenta. “Hasta que no encuentran trabajo y tienen un sueldo algunos llegan sin nada y es muy descorazonadr”, finaliza.

Estela y Javier son solo dos ejemplos de muchos jóvenes que colaboran con Cáritas en este tipo e dispositivos para propiciar que la llegada de los temporeros a nuestra tierra, en muchos casos otros jóvenes que no tienen la suerte de poder dar sino de tener que recibir.

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