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‘A Las Gaunas: 544 días después’

FOTO: Patxi Somalo.

Solo hay una cosa peor que un descenso después de haber tardado veinte años en lograr el ascenso. Solo hay una cosa peor que un descenso, y es un descenso en soledad, con el estadio vacío y la gente por los balcones.

Sin su gente, el Logroñés perdió la categoría, su plaza en el fútbol profesional, y por obra y gracia del maldito fútbol, capaz de todo, la Unión Deportiva Logroñés volvió en Calahorra, en La Planilla, a reencontrarse con alguno de los suyos y hacerlo contra rivales muy reconocibles por viejas ‘batallas’.

Así que este sábado llega el partido de los aficionados. El de los que habéis sufrido la frustración de no poder estar en los peores momentos, el de los que vais a volver al estadio situados de nuevo en la casilla de salida, la misma en la que te despediste de tu equipo, que de puente a puente llegó a Segunda y volvió a la Segunda B porque le arrastró la corriente. Te despediste de tu equipo, sin saberlo, tras aquel empate a 1 en Las Gaunas ante el Amorebieta. Y este sábado los aficionados volverán a su estadio 544 días después de haberlo visitado por último vez.

FOTO: Eduardo del Campo.

Tiempo exacto para que una historia increíble forme parte ya de la corta pero intensa historia de este club. Esa en la que se tardó veinte años en volver al fútbol profesional, ese éxito que se logró con un destacado carácter identitario, esa historia de la que no queda ni una sola imagen de celebración de la gente con su equipo porque una pandemia imposibilitó la presencia masiva de público en Las Gaunas para dar la bienvenida a la Liga de Fútbol Profesional. Murrieta, por tanto, sigue esperando.

Se ascendió, parece ser, un año tarde o un año pronto, según se mire. Ahora el Amorebieta disfruta de la Segunda, como otro rival habitual, el Burgos. Y lo estarán disfrutando con su gente, con sus ciudades al lado…

Pero por suerte, esto es fútbol, y tras un largo verano para coger aire, para dejar atrás la pesadez de una pandemia también futbolística, este sábado muchos aficionados dejarán de ser huérfanos futbolísticos. Volverán a su casa. Aunque muchas cosas habrán cambiado desde entonces, salvo una, la más importante: la división en la que dejaste a tu equipo y en la que ahora te vas a reencontrar con los tuyos tanto tiempo después.

El sábado, los aficionados de la Unión Deportiva Logroñés sentirán un estadio sin recuerdos de Segunda en su piel: verán un césped nuevo, una sectorización del estadio nueva, verán a unos jugadores a los que a duras penas reconocerán…; habrá un nuevo entrenador en el banquillo y a su lado un nuevo fisio, un nuevo segundo técnico, un nuevo preparador físico, un nuevo entrenador de porteros… Y sin embargo, por obra y gracia del fútbol con su enorme capacidad de regeneración temporada tras temporada, el club seguirá siendo el tuyo, porque un club es sencillamente aquel por el que acudes al fútbol año tras año, incluso 544 días después, descenso incluido.

Tu equipo es la cuadrilla con la que viajas a Calahorra porque surge la oportunidad y no se puede desaprovechar; son los mismos amigos con los que fuiste a León, a Barakaldo… sí, a esos lugares previos al inicio de la pandemia, del ascenso, del descenso… para volver a la casilla de salida. Eso es un club. Es la gente con la que ‘wasapeabas’ mientras veías la Segunda por la tele; es la gente a la que has echado de menos pese a no conocerla de nada salvo por una cuestión importante: “Mira, éste va al fútbol; aquella, también”. Son los que tú sabes que saben porque comparten tu misma ilusión, un idéntico camino.

Un club es la gente que solo conoces del fútbol porque también va cada domingo al fútbol. No los has visto durante la pandemia, no había espacio en el que coincidir, y este sábado solo esperas una cosas: volver a verlos, porque entonces sabrás que siguen ahí, que están bien, que, seguro, habrán sufrido tanto como tú esta pandemia, por muchos motivos, el menor de ellos el descenso de un equipo común, pero que continúan al pie del cañón, “pase lo que pase”.

Un saludo, un vacile, hasta un abrazo… eso es un club. Es el sentimiento de pertenencia que recorre cualquier club, desde el más exitoso hasta el más modesto. Un club para una ciudad es un espacio común con hueco suficiente para realidades y opiniones diversas, unidas por unos colores con personalidad propia.

Tu club es la cara del abonado de al lado lado, del de abajo, el del fondo, la preferencia. Es la del tipo de Baños, Tirgo, Albelda, Fuenmayor, Arnedo, el del Villar, los de Briones, Logroño… es ése que siempre está inquieto, el que pasa desapercibido, la que canta, el que grita, el que permanece impasible, la que celebra los goles por todo lo alto…
Y solo por esto, por ellos, por todos, seguirás a tu club hasta conseguirlo de nuevo.

No queda otra. A un amigo no se le deja atrás, por eso en La Planilla la mayor alegría fue reencontrarse con muchos de estos fieles que superan el medio millar que no se pierden un partido de su equipo. Por eso este sábado habrá reencuentros deseados, con un estadio como telón de fondo.

Vistas las emociones del pasado domingo en La Planilla, es fácil adivinar la emoción que se vivirá este sábado ante el Racing cuando todos los que siguen adelante, lo de siempre y los nuevos, se den cita por fin en su casa, en Las Gaunas, 544 días después, antes de que todo se parara.

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