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La maldición de La Planilla deja a Calahorra y UD Logroñés sin mover el marcador

La maldición de La Planilla deja a Calahorra y UD Logroñés sin mover el marcador

Fiesta del fútbol riojano este domingo. Del fútbol, sí. De goles, pues va a ser que no. 0-0 en el estreno liguero. Primer partido de la temporada para estrenar una categoría (Primera RFEF) que sirva para ir profesionalizando la denostada Segunda B y cuyo destino ha unido a Calahorra y UD Logroñés en el césped riojabajeño a eso del mediodía. A pesar de las novedades en las dos plantillas y los dos banquillos, la maldición de La Planilla continúa sobre la escuadra de la capital. Cuatro partidos (tres de Liga y uno de Copa del Rey) ha disputado y en ninguno ha logrado la victoria.

Encuentro de poder a poder. Intercambio de golpes sin llegar a inquietar a los metas Iricíbar y Serantes, pero con continua sensación de peligro por la rapidez con la que ambos conjuntos llegaban a posiciones cercanas al área. Sobre todo, por banda. Verticalidad sobre un maltrecho terreno de juego (muchas zonas secas y sin hierba) en el que Manu ha conseguido colarse en numerosas ocasiones durante los primeros 45 minutos entre el centro del campo y la defensa de la UD Logroñés. Sin embargo, Rueda ha logrado mantener el muro a salvo con serenidad.

¿La mejor noticia de la primera parte para los aficionados visitantes? Su regreso al fútbol 539 días después de haber visto a su equipo por última vez. Media temporada en Segunda B, un ascenso en La Rosaleda y una campaña en Segunda División sin estar presentes en la grada. Había ganas en los blanquirrojos, pese a la presencia de mascarillas FFP2 y el sofocante calor que ha arreciado durante todo el encuentro. Sol, nervios, sudor, emoción y solidaridad. La entidad rojilla ha repartido agua entre los forasteros, ya que las restricciones sanitarias prohíben introducir comida y bebida en las instalaciones (sólo botellas de agua sin tapón).

En la segunda parte, el pasito hacia delante del Calahorra ha borrado del césped a la UD Logroñés. Monólogo durante más de veinte minutos en el que Tarsi Aguado, Jesús Álvarez y Carlos Vicente han metido en el miedo en el cuerpo a los pupilos de Mere Hermoso hasta que en un contraataque el esférico ha impactado en el palo. ¿De la portería de Iricíbar? No. A punto ha estado Guarrotxena de adelantar a los visitantes en la ocasión más clara del encuentro tras una galopada de Iñaki en un cuatro para dos de manual. Cambio de banda a Duba, balón atrás y disparo a placer. Palo.

El mayor aplauso de la tarde, en el minuto 78 cuando se ha retirado el capitán de capitanes, la zurda de museo, el guante de seda en forma de pie, el calagurritano que volvió a su tierra para devolver a La Rioja al fútbol profesional con la camiseta de la UD Logroñés. Y lo consiguió en el verano de 2020. Ahora lo vuelve a intentar porque Iñaki Sáenz sabe que tiene el cariño y la confianza tanto de los aficionados -rojillos y blanquirrojos- como del cuerpo técnico comandado por Mere Hermoso.

Con la retirada de Iñaki, recta final del derbi. Poco más de diez minutos en los que el Calahorra ha bajado la intensidad demotrada durante casi media hora y ha dado un pasito atrás. Otro pequeño intercambio de golpes y a guardar la ropa. Más vale punto en mano que tres volando. Portería a cero en ambos equipos y mayor solidez demostrada en la escuadra local, que hizo sus fichajes con mayor prontitud que su rival de este domingo.

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