Toros

Diego Urdiales y la verónica sublime

Dos lances de recibo necesitó Diego Urdiales para fijar la embestida de ‘Clavelito’, que hizo segundo. A partir de ahí, se creó la belleza. Y se sublimó el toreo de capa. Y se levantó un monumento a la verónica, como pocas veces se había hecho antes. Y se alcanzó la perfección. Y se tocó la gloria. Y se soñó la locura.

La cintura quebrada; el medio pecho, donde se clavaba el mentón, ofrecido al toro; la suerte cargada; los riñones hundidos; jugados los brazos con soltura, con garbo, con gracia y con suavidad. Y todo a compás. Ganando terreno. La hermosura, cada vez mayor. Como la cadencia, el gusto y el arrebato. Y también el empaque. Un olé tras otro, hasta por lo menos diez. Crujían los cimientos de la plaza de Calatayud, como crujían las almas de los allí presentes. ¡Qué barbaridad! ¡Qué torería! ¡Qué maravilla!

Rebosaron de temple las dos últimas. El sentimiento y la profundidad se hizo lance y tiene un nombre: la verónica de Diego Urdiales. Las dos medias que remataron el festín llegaron colmadas de elegancia y también de embrujo. Ya lo hizo Urdiales por Mayo en Vistalegre y hoy en Calatayud lo mejoró. La plaza celebró en pie este zenit del toreo de capa; de esta temporada y de otras pasadas. Seguro que también de años venideros. Porque torear mejor con el capote es prácticamente imposible.

Fue la cima de la tarde, de la que nos bajó la falta de recorrido de este ‘Clavelito’ de Ana Romero en la muleta. Lo cuidó Urdiales intentando alargar el muletazo, pero a la sosería del cardenito se sumó lo molesto del viento. Aún pudo dejar detalles toreros Urdiales antes de fallar con los aceros.

‘Morante de la Puebla’ llegaba a Calatayud desde Málaga, donde el viernes marcó el terreno frente a los herederos de su concepto: Pablo Aguado y Juan Ortega. Con toros de ‘santacoloma’ se medía hoy a Diego Urdiales que, junto a él, es el mejor torero del momento. Y no consiguió marcarle la línea roja al riojano. Y si lo hizo, el torero de Arnedo la cruzó y salió victorioso de este particular duelo de gallos de la actualidad.

Las temporadas de ‘Morante’ y Urdiales están siendo paralelas en compromiso, verdad y torería. Distan en el eco mediático; tan cacareada la del sevillano y tan silenciada la del riojano. Pero los dos son el toreo en este 2021.
Lanceó con garbo y gusto ‘Morante de la Puebla’ a su primero. Molestó el viento en el recibo como en quite por chicuelinas. Bello fue el inicio de faena por ayudados; por alto y por bajo. Apretaba hacia los medios el de Ana Romero y también hacia las tablas cuando hizo hilo por el sevillano. Aguantó con gallardía una mirada y un parón, como también las casi siempre violentas embestidas de ‘Ruleta’. Valiente y torero ‘Morante’. Citó de frente y volvió al toreo a dos manos para cerrar al toro. Cortó una oreja que paseó sonriente como pocas veces.

A medida que ganó cuajo el encierro, perdía la corrida transmisión y nobleza. Fueron el cuarto y quinto los más serios del sexteto y también los más deslucidos e imposibles. Con la montera calada trasteó ‘Morante’ al que hizo cuarto, sin darse excesiva coba, pero sin perder un ápice de torería.
Sin fondo, sin entrega y sin recorrido resultó el quinto, el único cinqueño de la corrida. Poco pudo hacer Urdiales ante semejante malaje.

El sexto vino a compendiar la transmisión del primero y el buen son que tuvo hasta que se apagó el segundo. Y Tomás Campos vino a resumir en este último toro lo mejor de la tarde. Jugó bien los brazos en el recibo a la verónica, rememorando el sublime saludo de Urdiales. Y aprovechó el buen viaje del toro en la muleta. Tuvo mérito el extremeño que, pese a su inactividad ligó muletazos de buen trazo de un ‘santacoloma’ exigente y que embestía con hondura y profundidad. Dio con la distancia del toro y brotaron pasajes templados y de bella factura, como los de pecho. Cuando más confiado estaba Campos al toro le dio por rajarse y se fue de najas. Rematadamente mal usó la espada Tomás Campos.

Complicado fue el tercero, al que Campos trató de llevar tapado, consiguiendo sacar así lo poco que allí había.
Y allí, en Calatayud, a la verónica se le puso nombre y apellido: Diego Urdiales. Y a la temporada un par de nombres: los de ‘Morante’ y Urdiales.

Plaza de toros de Calatayud (Zaragoza). Tres cuartos de entrada, sobre el 40% de aforo permitido en Aragón. Toros de Ana Romero, desiguales de hechuras, aunque todos reconocibles en el tipo de su encaste. Corrida seria en su comportamiento, de variada conducta. El mejor fue el enclasado sexto, que fue un gran toro. De juego interesante, con sus matices, los dos primeros. De menos opciones los restantes.

• MORANTE DE LA PUEBLA, oreja y ovación.
• DIEGO URDIALES, ovación en ambos.
• TOMÁS CAMPOS, silencio tras dos avisos y vuelta al ruedo tras aviso.
Incidencias: saludaron en banderillas Sergio Aguilar y Manuel Izquierdo.

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