La Rioja

Reconocimiento al cardenal Martínez Somalo por su “estrecha unión” con los papas

La entrega a la Iglesia del cardenal español Eduardo Martínez Somalo y la “estrecha unión” con los siete pontífices a los que sirvió han sido glosadas este viernes por el cardenal decano Giovanni Battista Re en la homilía del funeral por el purpurado, fallecido en Roma el pasado día 10, a los 94 años de edad. El cardenal Re reveló que una semana antes de morir Martínez Somalo, el papa Francisco “lo visitó y le llevó su consuelo y bendición”.

En el funeral, celebrado en el altar de la cátedra de la basílica de San Pedro ante varias decenas de personas, el cardenal Re también definió a Martínez Somalo como “un hombre pacífico por temperamento, bondadoso y acogedor, dotado de una aguda inteligencia para captar el núcleo de los problemas y de una gran capacidad para evaluar a las personas y los acontecimientos”.

“Se entregó mucho a la Iglesia y colaboró con siete pontífices romanos, a los que amaba y con los que siempre actuó en estrecha unión”, subrayó. El decano del Colegio Cardenalicio hizo un recorrido por las principales etapas de la vida del cardenal, nacido en 1927 en la localidad española de Baños de Río Tobía (La Rioja), ordenado sacerdote en 1954 y trasladado unos meses después a Roma para ingresar en la Pontificia Academia Eclesiástica

En 1956, Martínez Somalo entró en el cuerpo diplomático de la Santa Sede, comenzando su servicio en la Secretaría de Estado en la sección de lengua española -de la que llegó a ser jefe unos años más tarde- y trabajando al mismo tiempo como profesor de español en la misma Academia Eclesiástica.

A comienzos de 1970 fue nombrado consejero de la Delegación Apostólica en Gran Bretaña, pero, como recordó Re, su “alejamiento de Roma duró sólo unos meses, porque en octubre de ese año fue llamado de nuevo al Vaticano como asesor de la Secretaría de Estado”, convirtiéndose así en colaborador directo del entonces sustituto, el arzobispo Giovanni Benelli.

En 1975, el papa Pablo VI lo nombró nuncio apostólico en Colombia y lo elevó a la dignidad de arzobispo. Había elegido como lema episcopal “Caritas et veritas”: dos palabras que “le han guiado durante toda su vida y han dirigido su obra”, señaló el cardenal Re. En mayo de 1979, Juan Pablo II “quiso que fuera su estrecho colaborador y lo nombró sustituto de la Secretaría de Estado”.

El cardenal Re recordó, en particular, que tras el atentado contra Juan Pablo II, el 13 de mayo de 1981, Martínez Somalo “se dirigió inmediatamente al Hospital Gemelli y permaneció allí hasta que el Papa se despertó tras la larga operación” a la que se le sometió. En los días siguientes “pasó una hora diaria con el papa”, relató.

En 1988 fue nombrado prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos y fue creado cardenal. Cuatro años más tarde se le designó jefe del Departamento de Institutos de Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica.

El cardenal Re destacó la “gran confianza” que Juan Pablo II depositó en Martínez Somalo hasta el punto de que lo envió como representante en numerosos eventos eclesiales internacionales, y luego le confió el cargo de camarlengo de la Iglesia.

Explicó que durante los últimos años de su vida, aunque no salía de casa, “siguió los acontecimientos de la Iglesia con lucidez y participación”.
Concluyó asegurando que el testimonio que deja el cardenal Martínez Somalo es “una herencia que hay que conservar”.

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