Cultura y Sociedad

Chema Conesa: «No se trata de fotografiar ataúdes, sino contar el dolor humano»

El popular fotógrafo y periodista murciano José María Conesa (1952), más conocido como Chema Conesa, ganador de la Insignia de Oro 2021 de la Asociación de Informadores Gráficos de Prensa y Televisión de La Rioja (AiG), ha analizado cómo ha sido trabajar durante el año de la pandemia para estos profesionales.

«Ha sido muy duro por varias cuestiones, como por ejemplo que todavía no existe diferenciación entre el derecho a la propia imagen y el derecho a la información a nivel nacional». Situación a la que, tal y como ha asegurado el fotógrafo, se va a tratar de poner solución gracias, entre otras cosas, «a la construcción del archivo COVID-19, con el trabajo de setenta fotorreporteros de toda España que presentaremos próximamente».

Conesa ha explicado que existe una «delgada» línea entre el permiso de los familiares para visitar a sus enfermos y hacerles fotografías y la negativa de los hospitales a dejarles pasar a los fotógrafos. «Hay un doble rasero al ser garantes de un ejercicio que no les correspondía decidir». Y es que los reporteros gráficos han tropezado con muchas trabas durante este año, entre otras para realizar fotografías de los féretros acumulados en tanatorios o incluso en sitios públicos.

Según el fotógrafo murciano, esto se debe a «la ausencia de un desarrollo normalizador democrático a la hora de considerar la imagen un bien al servicio público. Que luego ya sean los medios de comunicación quienes decidan si lo dan o no». Desde el punto de vista de Conesa, «no era una cuestión de sacar cadáveres o ataúdes solamente. Se trataba de contar el dolor humano». Porque ha destacado que la sociedad si tiene empatía por algo es por entender al de enfrente. «Lo entendemos cuando vemos imágenes y vemos el sufrimiento».

Este profesional ha confesado que había imágenes desgarradoras en las que se veía un féretro, pero lo que interesaba era el dolor que rodeaban a ese cuerpo y a la soledad en la que se veían obligados a estar, porque no podían acompañarle. «Eso sí que impacta. Impacta mucho más que la evidencia del cuerpo destrozado o del enfermo», ha resaltado Conesa, quien pone el acento en que las imágenes conseguidas por los fotógrafos se basan en la sugerencia. «La evidencia no es la mejor forma de contar la realidad».

Además, ha aseverado que son esas imágenes las que con el paso del tiempo «construyen un relato de la historia mucho mejor organizado y mucho más real que nuestra propia memoria». El reportero fotográfico también ha lamentado que «no se haya dejado trabajar con esa libertad que exigía el momento» y que las autoridades no hayan colaborado para permitirles realizar su trabajo. «Se les ha puesto demasiadas pegas». Pese a ello, ha valorado la cobertura gráfica de la pandemia como «tremendamente positiva».

Sobre todo por el empeño de los fotógrafos, «que han actuado como lobos solitarios que buscan su recompensa. La imagen que mejor cuenta la situación actual y por lo que han conseguido imágenes magníficas», ha finalizado.

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