Lo que hasta hace poco más de un año era un concepto desconocido por la mayoría de los riojanos, se ha convertido en un elemento más del lenguaje cotidiano desde que en marzo del pasado año irrumpiese la pandemia.
Todos sabemos ya qué es una incidencia acumulada, el índice epidemiológico que va marcando las subidas o bajadas de la enfermedad en tiempos concretos. Un indicador que se calcula dividiendo el número de casos aparecidos en un periodo entre el número de personas que están libres de la enfermedad al inicio del periodo.
De esta manera, a través de una muestra estratificada se puede conocer la situación epidemiológica de una región independientemente de cual sea su población total, equiparando así las diferencias entre territorios.
Los expertos señalan que el periodo que mejor refleja la situación epidemiológica de un territorio es la incidencia acumulada de 14 días, debido a los retrasos en las notificaciones de los nuevos contagios y los tiempos que tarda un virus en manifestarse en las personas. Mientras que la incidencia acumulada a 7 días adelanta la tendencia que está tomando el virus al mostrar una ‘foto’ más reciente de los contagios.
Centrándonos en esta última, La Rioja ha sido la comunidad de España que, de media, más incidencia a 7 días ha tenido desde el pasado mes de septiembre, incluyendo por tanto la segunda ola, la tercera y en la cuarta en la que nos encontramos inmersos a estas alturas del calendario.
Así la comunidad ha registrado una media de incidencia a 7 días de 225,4 casos por cada cien mil habitantes, por delante de Navarra (222 casos), Madrid (214,5 ), Castilla y León (210,7) y Aragón (204,2 casos). Por debajo de los 200 casos por cada cien mil habitantes se encuentran ya Extremadura, con 180,5 casos; País Vasco, con 178,9 casos; o Castilla-La Mancha, con 160,9 casos.
Por encima de La Rioja solo se encuentra la ciudad autónoma de Melilla, que tiene unas características especiales en cuanto a la pandemia por la gran movilidad que existe entre la ciudad y la vecinaMarruecos, así como por las características especiales de la ciudad.
¿Mayor diagnóstico o ‘efecto semilla’?
El dato, que es realmente malo, puede tener mucho que ver, como ha explicado en varias ocasiones el director general de Salud Pública de La Rioja, Pello Latasa, podría deberse al alto número de pruebas que se realizan en la comunidad y a la mayor detección de los casos activos con respecto a otras comunidades.
También podría tener que ver lo que se ha denominado el ‘efecto semilla’, que viene a explicar que donde ha habido una gran incidencia de casos en un momento puntual -como pudo ser al inicio de la pandemia- hay una mayor facilidad para volver a registrar valores altos durante las diferentes olas.
Quizás sería la primera opción la que explicase que, sin embargo, la tasa de letalidad en La Rioja (el 2,6 por ciento de los contagiados han acabado muriendo) esté solo un poco por encima de la media de la total del país (del 2,2 por ciento). A este respecto, muy por encima se encuentran Asturias, con un 3,9%, o Castilla-La Mancha, con un 3,2 %.
