Crisis del Coronavirus

¿Efecto Semana Santa? Del “frontón” navideño a la “olita” de abril

Los contagios derivados de las vacaciones repuntan, pero no de forma tan acentuada como en enero

Si algo hemos aprendido de estos trece meses de pandemia es que deben pasar al menos diez días para que tras un puente, día festivo o reunión masiva veamos las consecuencias pandémicas. Siempre ha sido así: tras la relajación de los últimos días de verano, tras las fiestas de Navidad… Así pues, ¿qué va a pasar tras la Semana Santa?

La realidad es que aún no han pasado esos diez días desde que concluyeron las vacaciones y, sin embargo, el incremento de los parámetros en La Rioja son más que evidentes. Aumentamos incidencias antes de ver los efectos de la Semana Santa. ¿Vamos directos a por una cuarta ola? Todo parece apuntar a que sí, pero lo que ya está claro es que nada tendrá que ver con la tercera, especialmente gracias a la vacunación, que está permitiendo que en los colectivos ya vacunados los contagios sean mínimos (no hay más que ver los datos de las residencias) y que en caso de contagios de personas vacunadas pocos o casi ninguno tengan que pasar por los hospitales riojanos.

La tercera ola en La Rioja fue la de mayor magnitud en cuanto a contagios (teniendo en cuenta que en la primera ola no se realizaban test masivos que comprobasen la cantidad de contagios que había fuera de los hospitales y las residencias). En el mes de enero, tras la Navidad las incidencias en La Rioja subieron como la espuma.

El 24 de diciembre en La Rioja se daba inicio a las fiestas con una incidencia de 244 casos por cada cien mil habitantes; el de enero el incremento de casos había sido de un 22 % (lo que suponía una incidencia de 296 casos) y el 10 de enero el incremento era de un 88 %, con 557 casos por cada cien mil habitantes. Todo eso supuso que a los 20 días llegáramos al pico de incidencia con 1.347 casos por cada cien mil habitantes, un incremento porcentual el 20 días de un 142%.

La Semana Santa, con más restricciones que en Navidad (no se ha permitido entrar o salir de La Rioja), parece apuntar a que los incrementos no serán los de entonces, lo cual no implica que los datos sean positivos. El 30 de marzo partíamos en La Rioja con una incidencia de 135 casos por cada cien mil habitantes  (109 puntos menos que como se comenzó la Navidad) pero el incremento durante las fiestas ha sido mayor que entonces, ya que La Rioja pasó a tener el 5 de abril (solo 6 días más tarde) un total de 177 casos por cada cien mil habitantes, es decir, un 31 % mayor.

Lo que sí parece evidente es que el incremento no está siendo exponencial, como lo fue entonces. A falta de tres días para que se cumplan esas 10 jornadas de referencia, La Rioja cuenta hoy con 214 casos por cada cien mil habitantes, algo menos de un 22 por ciento. Haber empezado con datos reducidos un periodo festivo ha hecho que, por el momento y a pesar del aumento, los datos no sean tan dramáticos como en enero, por lo que el muro que tuvimos que solventar no se verá, al menos, a corto plazo.

Aún así habrá que estar muy pendientes a los datos de los próximos días, que corroborarán si la ola vuelve a ser un tsunami o se queda en una “olita”, que decía Fernando Simón. De momento la cosa se queda en un ‘podría pintar en bastos’ por diferentes motivos. Uno de ellos es la incidencia a 7 días. En estos momentos se encuentra en 120 casos por cada cien mil habitantes lo que supone que está por encima de la mitad de la incidencia a 14 días, signo inequívoco de que la curva seguirá creciendo en las próximas jornadas.

Positividad elevada, trazabilidad baja

Además hay dos datos preocupantes en los que pocas veces nos fijamos, como son la positividad y la trazabilidad. La primera está rozando el 10 por ciento, lo que supone que de cada diez pruebas que se realizan, una ofrece un resultado positivo. Para ser más concretos, de las 4.720 pruebas realizadas en la última semana 428 han resultado ser positivas. Según la OMS el límite debería estar en el 5 % para tener la pandemia bajo control.

Con respecto a la trazabilidad, las cifras bajan del 80 por ciento, que es el dato habitual que ha mantenido La Rioja durante toda la pandemia. Esta semana. de 366 casos se han podido trazar 283. Dicho de otro modo, Salud desconoce el origen de 83 contagios registrados en los últimos siete días, lo que podría suponer que existe transmisión comunitaria en algunas zonas de la región.

Lo peor: la UCI

El dato que La Rioja lleva aún peor que en la segunda ola es, sin duda, la presión en las camas de críticos. La Navidad comenzaba con entre 13 y 15 ingresados en la UCI riojana y llegaría hasta los 64 ingresados a principios del mes de febrero.

En Semana Santa, la comunidad comenzó con 18 ingresados en UCI (el 23 de marzo la ocupación cayó a los 15 ingresados) y en estos momentos son 21 las personas que se encuentran en las camas de críticos, casi el 50 % de las disponibles para enfermos COVID. Con esos niveles de ocupación en UCI será difícil llegar a los niveles más bajos del semáforo marcado por el gobierno regional.

Lo mejor: la vacuna

Otro de los motivos por los que esta ola no tendrá nada que ver con la anterior será sin duda el proceso de vacunación. Con las residencias de personas mayores ya vacunadas y el 90% de los mayores de 80 años con una primera dosis puesta todo apunta a que los datos de ingresos y fallecidos nada tendrían que ver con la tercera ola a pesar de que según la Consejería de Salud “la mayor parte de los ingresos en esta ola en UCIS están por debajo de los 60 años”, lo que hace ver que la vacunación ha cambiado el paciente medio de los hospitales riojanos bajando la media de edad. Esta semana comienza en La Rioja la vacunación a personas entre 70 y 79 años, la franja de edad menos vacunada hasta este momento. Eso también podría parar también los aumentos de casos o en todo caso los ingresos.

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