La Rioja

Cuarenta años del golpe de Estado: un riojano, clave en la noche del 23-F

Mucho se ha escrito en cuarenta años sobre los principales protagonistas del 23-F, pero poco sobre un riojano que fue pieza clave en la paralización del golpe. Logroñés de cuna, el general de cuatro estrellas José María Sáenz de Tejada era el principal ayudante del capitán general de Madrid, Guillermo Quintana Lacaci, en la fatídica noche de 1981. Ambos, a través de varias llamadas de teléfono, se pusieron en contacto con los mandos superiores de las unidades pertenecientes a la División Acorazada Brunete y consiguieron impedir la salida de las tropas cuando, prácticamente, se encontraban a las puertas de los acuartelamientos.

Este martes, cuando se cumplen cuarenta años del fallido golpe de Estado que durante toda una noche hizo tambalear la democracia en España, recordamos la figura de este riojano que quiso formarse en la carrera judicial para seguir los pasos de su padre. La Guerra Civil trastocó sus planes y se adentró en el mundo militar. El destino le tenía un reservado un papel fundamental en el 23-F y, por ende, en la historia de España.

Minutos después de enterarse que Tejero había asaltado el Congreso, el riojano Sáenz de Tejada consiguió hablar con el coronel José Ignacio San Martín, jefe del estado mayor de la División Acorazada Brunete. Eran poco antes de las 7 de la tarde y San Martín le confirma que “varias unidades han recibido la orden de ocupar objetivos en Madrid”. Tras la noticia, el general riojano se presentó de inmediato en el despacho de Quintana Lacaci para advertirle de la gravedad de la situación.

El capitán general Quintana Lacaci levantó inmediatamente el teléfono y habló en primer lugar con el general Fernando Ortiz Call, jefe de la Brigada XII, que tenía ya once carros de combate enfilando la salida del cuartel de ‘El Goloso’, a dieciocho kilómetros de Madrid. Sáenz de Tejada reveló años después que Quintana Lacaci tomó la iniciativa de impedir la salida de los tanques cuarenta minutos antes de recibir instrucciones explícitas de La Zarzuela.

“La llamada del Rey entró cuarenta minutos más tarde. Fue Quintana Lacaci el que se puso a hablar con las unidades y me dijo que yo llamara a otras para ganar tiempo”, aseguró Sáenz de Tejada en una charla con el sobrino del capitán general que desveló ‘La Opinión’ de La Coruña. La llamada de don Juan Carlos llegó a las 19,40 horas: “Guillermo, se está usando mi nombre indebidamente. Mantén las unidades en los cuarteles”.

El ‘zambombazo’

Cuatro años más tarde, el militar riojano estuvo a punto de morir durante la celebración del Día de las Fuerzas Armadas. Entonces estaba planificado el denominado ‘zambombazo’. Un plan que consistía en hacer estallar cien kilos de explosivos bajo la tribuna de autoridades terminando así con la vida del Rey Juan Carlos I; la Reina Sofía; las infantas Elena y Cristina; el presidente del Gobierno, Felipe González; el ministro de Defensa, Narcís Serra, y los jefes de la cúpula militar, los almirantes Ángel Liberal y Guillermo Salas y los tenientes generales José María Sáenz de Tejada y José Santos Peralba.

Tras el 23-F, Sáenz de Tejada progresó al más alto empleo en el escalafón militar: teniente general en mayo de 1983. Apenas un año más tarde, el ministro Narcís Serra se fijó en él, pese a la abismal distancia ideológica que les separaba, y lo incorporó como jefe de Estado Mayor del Ejército (JEME) hasta 1986. No fue fácil su tarea en este escenario. Fueron años en los que la organización terrorista ETA se ensañó especialmente con militares y guardias civiles y muchos asesinados, entre ellos, el general Quintana Lacaci.

Una vez fuera de la escena militar, y siguiendo su sólida formación religiosa, constituyó la ONG ‘Desarrollo y Asistencia’ en la que estuvo al frente durante diez años. Falleció en Madrid el 7 de julio de 2016, a los 96 años de edad y en su funeral, el ex vicario general, monseñor José Manuel Estepa, describió al general como “un gran servidor de la reconciliación de todos los españoles”.

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