Treinta y un días dan para mucho. Especialmente, si lo que hay en juego es la evolución epidemiológica de una pandemia que no necesita mucho más para desbocarse a niveles insospechados. La vorágine diaria y el goteo continuo de datos son, en ocasiones, esos árboles que no dejan ver el bosque, que no es otro que un mes de enero que ya queda atrás y deja tras de sí la clara muestra de que la tercera ola era, en realidad, un tsunami.
Si los responsables públicos hubieran visto a fin de año los datos de que disponemos en la actualidad, a buen seguro las medidas decretadas para Navidad habrían sido otras. Si a la sociedad se le presentaran entonces los datos que conocemos ahora, a buen seguro su comportamiento hubiera sido otro. Pero agua pasada no mueve molino y ahora estamos como estamos.
Los especialistas no dejan de recalcar que para analizar una pandemia como la que nos está asolando es más que necesario tomar perspectiva. Así que, coincidiendo con la entrada de febrero, tomamos distancia, miramos atrás y recopilamos los datos que certifican que la cuesta de enero ha sido más vertical de lo que podían imaginar los más pesimistas del lugar.
Realización de test PCR en el CIBIR | Foto: Leire Díez
Porque entre el 1 de enero y el 1 de febrero La Rioja ha incorporado a sus listados la friolera de 7.451 contagios por coronavirus (a una media de 240 positivos diarios). No es eso lo más grave, sino el crecimiento exponencial de los enfermos que han requerido de hospitalización: 538 (más de diecisiete al día), de los que 78 han ingresado en la Unidad de Cuidados Intensivos. La ‘foto fija’ de nuestros hospitales el 1 de enero y el 1 de febrero no se parecen en nada: el primer día del año había 45 hospitalizados en planta y 14 en la UCI; hoy son 163 los ingresados en planta y 64 los que se debaten entre la vida y la muerte. Y todo, en un mes en el que han perdido la vida 66 personas.
En términos relativos, este mes de enero se ha sumado el 28 por ciento de todos los contagios registrados durante la pandemia, se ha producido una de cada diez muertes desde llegada del virus y han ingresado el 18 por ciento de los hospitalizados totales. Un porcentaje que se eleva en los episodios más graves: uno de cada cuatro ingresos totales en la UCI (2l 26 por ciento) se ha producido durante el mes de enero.
Son cifras inadmisibles, se miren por dónde se miren, que certifican la magnitud de una cuesta de enero que jamás pensamos escalar. Ni siquiera en nuestras peores pesadillas.
