CARTA AL DIRECTOR

El problema de celebrar las Navidades y fracasar en una parte de la vacunación

Es verdad que la pandemia se está acelerando en todos los territorios y que algunos tienen ya un problema serio. Islas Baleares, Castilla-La Mancha, Comunidad Valenciana y, sobre todo, Madrid. País Vasco estaba bajando hasta este viernes y Cataluña y Extremadura rondan el aumento progresivo. Todas ellas con las características nuevas de los contagios: gente más joven, menor hospitalización y  una transmisión de la enfermedad mucho más numerosa y fácil. Todas están por encima de los 250 contagios de incidencia acumulada.

En La Rioja hemos frenado bruscamente la bajada de casos y hemos vuelto a empezar a subir desde una incidencia alta (llegamos bajar de los 200), como el resto de las Comunidades con menos restricciones.

El problema se puede presentar a partir de ahora debido a que está aflorando la apertura de la hostelería en invierno y la prolongación del toque de queda, así como la movilidad del puente de la Constitución que, aunque había confinamiento perimetral, la gente se movió y los contagios también. Un ejemplo es que en La Rioja Alta (Haro y Nájera), donde la incidencia no era muy alta, han empezado a subir de manera importante.

No hagáis caso de la clase política. Los mismos que acusan al Gobierno de inhibirse por no tomar medidas más duras son los que ahora mismo lo estarían tildando de dictador si lo hubiera hecho. Es la inutilidad de querer politizar algo que no diferencia a ninguno y que se está demostrando en todo el mundo y en todas las autonomías.

Es un virus muy contagioso y solo la distancia y la protección lo evita. Un 80 por ciento de la población cumple todas las medidas que se nos van diciendo y un 20 por ciento se las salta cada día y en cada ocasión en cuanto hay oportunidad de reunirse en torno a una barra de bar, una terraza, un centro comercial o cualquier acontecimiento novedoso.

Europa ahora mismo va adelantando decisiones porque están pasando lo que nosotros pasamos en marzo. Aquí no hay ni más listos (todos esos países que nos ponían de modelo) ni más tontos (y no, no son muy inteligentes los que se contagian por saltarse las medidas de protección, más bien son cortitos de pensamiento y no les da más allá de una manifestación motorizada o un botellón estudiantil).

Si veis las cifras, vamos subiendo y depende de todos que esto se desmadre o no. Nos interesa que no haya contagios o haya los mínimos que no pongan en riesgo a los sanitarios o los vulnerables. Lo digo por motivos solidarios y de sensatez, pero sobre todo por el único idioma que entienden algunos, el crudo egoísmo.

Los sanitarios tienen que iniciar la campaña de vacunación el día 27. Tener un contagio bajo implica que esos 21 días entre la primera y segunda dosis, donde no hay inmunización aún, no van a tener problemas en adquirirla los vacunados, porque lo peor que puede pasar es que se contagien las personas vacunadas con la primera dosis por un riesgo excesivamente alto, con lo que perderíamos vacunas y tiempo.

Para que esto no ocurra, y está en nuestra mano, vamos a minimizar los riesgos y celebrar de la forma más íntima y aislada posible estos días que vienen. Es tontería decir que no se van a celebrar ni que la cena de esos días no va a ser extraordinaria, sabemos que sí y que mucha gente lo hará. Yo pediría lo mínimo porque no hay esa alegría interna que caracteriza a estos días y no hay ninguna dicha que celebrar, al menos aún.

Ha muerto mucha gente por el virus y podemos evitar que muera mucha más si tenemos dos dedos de frente. Suspender la Navidad por decreto es otra estupidez cuando uno lleva esos días encima toda su vida. Este año, para que la de cada uno lo siga siendo vamos a intentar que nos la noten aunque no nos la podamos ver.

El 18 de enero celebraremos las primeras inmunizaciones con la misma discreción que estos días hasta que estemos todos más o menos libres de esta lacra. Y podemos hacerlo.

*Puedes enviar tu ‘Carta al director’ a través del correo electrónico o al WhatsApp 602262881.

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