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El Anaitasuna frena en seco la racha de triunfos del BM Logroño (26-34)

Foto: BM Logroño / Juanjo Acobi

El BM Logroño ha caído con claridad frente al Helvetia Anaitasuna (26-34) y rompe su racha de seis victorias consecutivas. Los navarros, sobresalientes en el nivel defensivo y con un Patrik Nicolai soberbio en portería, han aguado la fiesta a los riojanos. Tras una primera parte llena de alternativas, la solidez ha decantado la balanza para los visitantes. Sequía en ataque para los pupilos de Miguel Ángel Velasco, incapaces de derribar el muro en la segunda mitad y completamente sometidos al yugo de su contrincante. Las rachas siempre tienen un final y hoy ha sido el caso.

Planteamiento muy físico de los pamplonicas, decididos a defender con uñas y dientes y con un contragolpe letal. Tras el 14-15 al descanso, nada parecía indicar el cortocircuito. Sin embargo, así ha ocurrido. El portero rival ha hecho que su portería pareciera enana, deteniendo incluso varios siete metros. Desde el primer minuto se ha visto que los navarros iban a ser un rival incómodo, pero lo de la segunda mitad ha sido una exhibición. Pocos equipos podrán permitirse esta temporada obtener un margen de nueve tantos en el Palacio de los Deportes. Desde luego, no es algo habitual.

Al Logroño no le salía absolutamente nada. Si Agustín Casado, Delcio Pina y Erik Balenciaga han tirado de la ofensiva antes del descanso; el equipo se ha sumido un cuarto de hora en plena oscuridad. Los franjivinos estaban fallando acciones fáciles, no conseguían imprimir velocidad. La grada, muy bulliciosa al principio, ha ido callándose. No había mucho que decir. El simultáneo ha pasado de ponerse díficil (18-23) a ya absolutamente imposible (20-29, minuto 52). En todo el segundo tiempo, los de Velasco han anotado once goles. Diecinueve han firmado los navarros.

Ander Izquierdo (siete goles) ha masacrado la defensa local, junto a Chocarro (6/6), Bazan, Gastón, Ganuza, el ex franjivino del Arco… Poco podían hacer los riojanos ante una tormenta así, muy poco. Defensas desesperadas a toda pista, hasta que el encuentro ya estaba visto para sentencia (22-31). Es difícil jugar los minutos de la basura si no tienes opciones de partido. Una tarde ilusionante se ha tornado en un encuentro para olvidar. Duro golpe de realidad para un equipo al que le salía todo. El deporte de élite es así.

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