“Un lujo”. Sin paliativos. Así define Alfonso Areto, gerente de los cines ARCCA en Calahorra, que la ciudad haya contado hasta ahora con ocho salas de cine. Un privilegio que, de momento, cierra sus puertas “hasta que la situación mejore”. Y es que la situación de los cines calagurritanos es, en estos momentos, “insostenible”.
La decisión no ha sido fácil, pero se ha dado la tormenta perfecta para que sea así. “El cierre perimetral de Navarra nos ha afectado muchísimo”. Pero también hay otros motivos. “En cada ciudad gustan un tipo de películas y aquí la gente es de grandes títulos. De momento, las distribuidoras no nos proporcionan ese tipo de películas”, comenta Areto.
“Si tienes una carnicería pero no tienes ni ternera ni cerdo ni cordero… pues tienes que cerrar”, ejemplifica. Además, reconoce que la gente no está acudiendo a las salas. “Este domingo vinieron cincuenta personas al cine y no hay forma de continuar así”.
Por el momento, Areto ha llegado a un acuerdo con el centro comercial para congelar la situación del cine a la espera de que lleguen mejores momentos. “Nuestra intención es abrir lo antes posible, pero si la situación no cambia podemos vernos en un cierre definitivo. Hay que hacer un esfuerzo y nosotros lo hemos hecho hasta este momento”, comenta.
Para el gerente del cine, este debería tratarse como un sector estratégico. “Hay que tener en cuenta que por Calahorra pasan 125.000 personas al año, por lo que supone un flujo de personas importantísimo para la ciudad”. Pese a ello, señala no haber recibido ni una sola ayuda.
“En otros municipios lo han creído así y se han buscado alternativas como matinales organizadas por los ayuntamientos para apoyar al sector de la cultura. De momento aquí se ha hablado con el consistorio y les hemos explicado la situación y la decisión”, añade.
El cierre de los cines afectará a cinco trabajadores que, de momento, ampliarán los números de los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) en La Rioja. “Sabemos a ciencia cierta que los cines son seguros, pero así no podemos seguir: sin una buena distribución de películas y sin público”, finaliza, a la espera de que las cosas vayan cambiando y de nuevo la pantalla vuelva a encenderse en Calahorra.
