«El turista invisible vuelve a La Rioja». Los alojamientos turísticos riojanos hacen números pero estos no salen. El turismo ha desaparecido y con él, la actividad total de este sector. Algunos negocios han tenido que echar el cierre, aunque sea de forma temporal, como es el caso del Mercure Carlton Rioja, que este lunes tapiaba sus accesos para dar muestra de su inactividad.
Y no es el único. «El establecimiento hotelero más importante de La Rioja también ha echado la persiana sin una fecha concreta de reapertura». El presidente de la Asociación Riojana de Hoteles, Demetrio Domínguez, se refiere al Hotel Balneario de Arnedillo que anunció su cierre provisional hace ya dos semanas».
«El confinamiento de Logroño y Arnedo ha afectado a toda La Rioja, provocando un mazazo enorme para la hotelería porque gran parte de sus ingresos provienen de la hostelería y restauración», señala Domínguez al tiempo que advierte que «no serán los únicos en cerrar e, incluso, habrá algunos que lo hagan definitivamente».
En esta situación «igual da estar abiertos que no, y casi merece más cerrar porque ahora el único fin es aminorar las pérdidas». El presidente de la patronal hotelera riojana asegura que, en el mejor de los casos, la ocupación apenas ronda el 15 por ciento en toda la comunidad gracias a que el resto de actividades siguen funcionando.
«En mi caso, mantenemos abierto el Hotel Victoria gracias a los profesionales del sector industrial que se desplazan a Arnedo por trabajo. Pero como también caiga este… Ahora mismo solo se puede mirar por las ayudas económicas directas porque esto es un calvario. Si de verdad la situación se alarga hasta primavera, nadie lo va a aguantar», recalca. «Somos conscientes de que la salud, en estos momentos, es lo más importante, pero la salud económica de la hostelería también importa», sentencia Domínguez.
Fuera de las urbes la situación no es contraria. A pesar de ser entornos naturales en pequeños pueblos, los alojamientos rurales no levantan cabeza después del «oasis» vivido durante los meses de verano, cuando «se recuperó cierta normalidad en las reservas a pesar de los altibajos».
Desde la Asociación de Casas Rurales de La Rioja, José Joaquín Sanz también coincide en el foco de atención que tienen ahora las ayudas de la Dirección General de Turismo y de la ADER (Agencia de Desarrollo Económico de La Rioja): «Han sido tantos los bandazos y cambios que se han dado que no sabemos hacia dónde tirar. Lo único que sabemos es que la mayoría de pequeños negocios y casas rurales se han adherido y han solicitado estas ayudas directas».
La «única esperanza» para él y para otros muchos que esperan ansiosos poder tener algo de liquidez ante la incertidumbre de saber cuándo podrán volver a trabajar. Aunque el rayo de esperanza se sitúa más bien sobre la temporada de navidad y el próximo puente de diciembre, «una de las mejores épocas del año donde más reservas se gestionan y que permite acabar el año con una gran sonrisa», indica Sanz.
Pero la realidad apunta a una situación poco optimista: «Lo vemos muy negro siendo sinceros, y en el caso de que no se levanten las restricciones de movilidad no nos van a salvar ningún tipo de ayuda porque nada va a compensar las pérdidas». El presidente de ASCARIOJA lamenta ver cómo muchos negocios abocan a un cierre.
«Un cierre en cadena, porque detrás del alojamiento le seguirá el cierre también de los comercios que le rodean y que se sustentan, en parte, por los turistas que visitan ese pueblo. El cierre perimetral de La Rioja y las comunidades autónomas limítrofes tampoco ayuda e impide plantear nuevas alternativas que atraigan al turista», asegura.
Una actividad que se aferra a resistir a pesar de las circunstancias y que se prepara para despedir un 2020 «catastrófico» y, en particular, un otoño con las cifras a cero, con las pocas reservas existentes canceladas y con nuevos establecimientos por explotar y rentabilizar.
Sigue el canal de WhatsApp de NueveCuatroUno y recibe las noticias más importantes de La Rioja.