La Rioja

Un punto con buen sabor de boca ante el Fuenlabrada

El Logroñés ha logrado un merecido punto ante el Fuenlabrada (0-0) que deja con buen sabor de boca a los blanquirrojos porque han vuelto a competir y a demostrar que son equipo de Segunda División. Pese a lo rácano del resultado, valoración positiva para un nuevo planteamiento. Esta vez, tres centrales (Gorka, Clemente y Bobadilla) y seis cambios en el once respecto al pasado sábado. Tocaba hacer rotaciones.

Dominio del Fuenlabrada teniendo más la pelota, pero más peligro del Logroñés en la primera parte. Unos el control, otros la verticalidad. Robo y salida rápida. Lo tenía claro Sergio Rodríguez y así lo han aplicado sus pupilos desde el minuto uno. Tocaba aguantar las embestidas de Pathe Ciss y Pulido hasta que el encuentro madurara, se fuera haciendo más largo y el conjunto madrileño tuviera que exponer más para llegar al área de Yari Meykher. Y con el paso del tiempo, el plan seguía saliendo a la perfección.

Así han llegado las acciones blanquirrojas de peligro. Rubén Martínez, Roni y Paulino han comenzado a decantar la balanza hacia el Logroñés. Sin llegar a materializar las ocasiones, pero con gran profundidad por las bandas y buscándose continuamente dentro del área. Por ejemplo, en el minuto 22. Acaba en mano de Rubén Martínez un balón lateral de Roni tras taconazo de Paulino. No la consigue enganchar el balear, pero primer aviso a navegantes madrileños. Hasta entonces, achicar y achicar agua. Defensa robusta y centro del campo más rocoso que la Sierra de Cantabria sobre el río Ebro.

Después una falta peligrosa de Iñaki (se va por poco arriba) tras una buena acción de Paulino y Roni. Pases filtrados, paredes, velocidad a la espalda… y el miedo de los blanquirrojos que comienza a marcharse. Así la vuelve a tener nuevamente el lateral calagurritano sobre el minuto 40. Se acabaron los nervios. A jugar y a disfrutar sin perder la contundencia en defensa. Concentración máxima y competitividad, los dos objetivos buscados por Sergio Rodríguez desde el inicio del campeonato.

Intercambio de golpes tras el paso por vestuarios. Roni con un recorte dentro del área y seguido un disparo de Nteka (recién llegado al césped en sustitución de Fuentes). De área a área y tiro porque me toca. Sin parar por los respectivos centros del campo. Se ha acabado el tacticismo y ha tocado la locura. Tuya. Mía. Velocidad y menos control de las telarañas tejidas por los técnicos Sergio Rodríguez y Sandoval hasta que han bajado las pulsaciones.

A base de faltas para parar el juego y un arbitraje más que discutible de Iglesias Villanueva, el encuentro ha ido ralentizando su ritmo hasta que el fútbol ha desaparecido del césped del Fernando Torres. En cuanto ambos equipos llegaban a las zonas de tres cuartos de campo, golpe, futbolista al suelo y adiós al peligro. Desde el lado azul y desde el lado blanquirrojo, codazos, agarrones y patadas por doquier. Hasta cuarenta veces ha sonado el silbato con faltas repartidas al cincuenta por ciento.

Así es muy difícil que el fútbol fluya y las ocasiones lleguen. Sin embargo, la ha tenido el Logroñés en el último minuto del encuentro. Sin fortuna. Pase filtrado de fantasía desde las botas de Jaime Sierra hacia las de Iago López en la esquina, pequeña internada en el área y pase de la muerte para Leo Ruiz. Se ha adelantado entonces Pulido y ahí ha muerto el choque. Resultado gafas, reparto de puntos y mejores sensaciones para los recién llegados a la categoría.

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