UD Logroñés

Gol en Las Gaunas: Siddiki pide paso

Este domingo Marcos André ha debutado en Primera División con el Valladolid. Ya no es ese muchacho flaco con cara de hambre que llegó a Logroño para jugar en el Promesas. Tampoco es ese delantero que estaba siempre en fuera de juego, y ahora, cuando choca contra un defensor lo hace de verdad: ya no se cae al césped nada más contactar con los defensores en un mecanismo de defensa que casi se convierte en vicio. Se parece más al ya futbolista que aún con cara de niño pero más musculado llevó al Logroñés a jugar una semifinal por el ascenso ante el Hércules. Aquel partido ante el Mirandés (3-0) no se nos olvidará nunca. Esa tarde en Las Gaunas, Marcos André dejó atrás la Segunda B, dejó claro que merecía jugar en Segunda, y que lo haría en una cesión al Mirandés desde un Valladolid, que presidido por Ronaldo (sí, el gordo) captó a Marcos André con euros de por medio y mucha admiración del joven delantero hacia la estrella brasileña. Marcos André ya es un futbolista de Primera División y lo ha logrado aprovechando cada oportunidad, exprimiendo cada minuto, y quizás, cuando escriban su biografía, diga que fue en Logroño donde le enseñaron las nociones básicas de este deporte. Este diamante comenzó a pulirse en el campo de hierba artificial del Mundial’82.

Siempre hemos tenido la sensación de que el ‘Guaratinguetá ése’ no existe de verdad. Que es un club ficticio. Y que ese fondo de inversión que trabaja con futbolistas cultiva jugadores en naves industriales ocultas de miradas indiscretas. Porque Marcos André no sabía jugar a fútbol cuando llegó a Logroño y este domingo ha debutado en Primera con el Real Valladolid ante el Celta. Como historia no está nada mal. André se ha ganado vivir su particular historia de Oliver y Benji, del chico brasileño que emigra a Europa para escapar del hambre y triunfar en el balompié gracias a la alta tecnificación de los clubes europeos. Lo está logrando y a buen seguro no hemos visto aún la mejor versión de este futbolista. Lo mejor, para Marcos André, sin duda, está por llegar. Que lo disfrute. Se lo ha ganado.

Sin embargo, en el Logroñés nos garantizan que no existe nave industrial secreta donde incuben buenos futbolistas. El asunto es más terrenal, menos extraordinario. Consiste en sentarse delante de una pantalla de ordenador y ver “un montón de vídeos”, apuntó hace unas semanas Eduardo Valdovinos, director de cantera del Logroñés, en la Cadena SER. Un montón es más que muchos. Se aproxima a muchísimos vídeos de muchos jóvenes jugadores que remiten muchísimos representantes con muchas ganas de ganar muchos euros con el talento de futbolistas que presentan virtudes y algún defecto que debe ser pulido, aunque luego, como el Logroñés, no pillen estos primeros clubes dinero alguno por derechos de formación. Bienvenidos a los trucos del fútbol moderno.

Marcos André vino con un tal Silva. El talento y el trabajo marca la fina línea entre el éxito y el fracaso. Ousama Siddiki (Tetuán, 22 años y ficha del primer equipo con el dorsal 19) transita en esta frontera. Este pasado sábado hizo lo que se les pide a los jóvenes talentosos: dar la típica patada en la puerta del vestuario para hacerse un hueco en el once titular. A su potencia en el desborde, a su intensidad en la presión, a su buena capacidad para el regate, presentó ante el Castellón condiciones para la asistencia en el momento adecuado (como hizo en Fadura ante el Arenas antes del confinamiento, por ejemplo, o todo lo que hizo en Las Pistas ante Unionistas en esa media hora final), y mostró la suficiente confianza para en LaLiga SmartBank, en su primer partido en Segunda tras cumplir un encuentro de sanción, tirar un caño, lanzar desde la frontal un disparo que se colaba por la escuadra de no haberlo impedido Óscar, provocar con un regate la expulsión de Gálvez con el 0-1 en el marcador, y, pese a no tener una gran envergadura, saltar por encima de los centrales levantinos para peinar la pelota enviada al corazón del área por Iñaki y que Roni pudiera empatar el partido en el descuento. Siddiki se mostró, ante el Castellón, como un extremo potente que conduce la pelota pegadita al pie, que para y arranca con singularidad y que cuando lanza la carrera resulta muy eficiente. Así es por el carril izquierdo. Cuando aparece por dentro es un agitador de defensas a la espera de que la edad, la confianza y los entrenamientos le permitan seguir creciendo y ganar la pausa necesaria para tener este último pase o es instante decisivo que tanto cotiza en esta nueva categoría y tanto necesita este Logroñés.

Aseguran los técnicos blanquirrojos que nada más verlo, “en unos cuantos vídeos”, se dieron cuenta de su potencial. En su dossier destaca su elevada técnica y un físico potente, y desde el primer día de su llegada a Logroño desde el Leeds en el 2018 el trabajo con Ousama Siddiki consistió en hacerle entender, como a Marcos André, mejor el juego. Tiene el potencial que precisa un jugador para destacar. Y lo hizo rápido. Los técnicos de la cantera riojana señalan que “a los dos partidos ya se le veía diferente, sobre todo por su potencia”.

Captado por el Real Madrid con el que llegó a jugar en el Juvenil A, probó suerte en Inglaterra, pero su adaptación, siendo tan joven, no fue la adecuada, y el Logroñés estuvo atento para captar a un futbolista que debutó este pasado sábado en Segunda y lo hizo enseñando todas sus virtudes y ningún defecto, se alejó de ese carácter impulsivo que le lleva de las luces a las sombras en pocos minutos: de ser objeto de penalti en el gran final por el ascenso para que su equipo empatara en la recta final de aquella gran final en Málaga, a ser expulsado por doble amarilla por una segunda entrada ilógica en el centro del campo cuando apenas llevaba diez minutos sobre el terreno de juego. “Ya he hablado con él. Es un error de juventud. Y seguro que ha aprendido la lección”, explicó en La Rosaleda Sergio Rodríguez en medio de las celebraciones por el ascenso.

Siddiki pide paso en Segunda el mismo fin de semana que Marcos André debuta en Primera. To be continued o no… Esto es fútbol.

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