Incluso los más optimistas han llegado a dudar en algún momento si los pequeños volverían a ocupar las aulas. Con mayor o menor debate sobre el protocolo a seguir, casi 51.000 alumnos riojanos han arrancado este lunes el curso más atípico de las últimas décadas.
Un curso en el que las preocupaciones de los padres trascienden a las notas que sus hijos llevarán a casa allá por junio. A las habilidades sociales de los pequeños y a su capacidad de superación. Un curso en el que los padres piden a sus hijos que aprendan a compartir, pero con cautelas inimaginables hace poco más de medio año.
A los clásicos llantos de los más pequeños al adentrarse en las aulas, el imaginario de la vuelta al cole en La Rioja ha sumado este lunes nuevos elementos: los termómetros, la distancia social, el desinfectante en el calzado… Así ha sido la vuelta al cole más atípica en los colegios de la comunidad.
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