La Guardia Civil, en el marco de la operación “Apostaxi”, ha procedido a la detención de siete personas integrantes de una organización dedicada al cultivo, elaboración y tráfico de drogas en La Rioja y País Vasco y que llegaban a distribuir anualmente más de 1.800 kg. En la operación, se han desmantelado en las localidades riojanas de Briones, Haro, Nájera y Tricio cuatro naves industriales destinadas a la producción sistemática de cannabis sativa.
Asimismo, se ha intervenido y destruido un total de 5.805 plantas de marihuana, que habían sido tratadas genéticamente para obtener un THC (Tetrahidrocannabinol), grandes cantidades de sustrato para las plantas, 24 depósitos destinados al riego por goteo con capacidad de 1.000 litros en cada uno de ellos, 290 balastros, 350 lámparas HPS (alta presión de sodio), bombas de superficie, aparatos de aire acondicionado y filtros de carbono para depurar el olor, lavadora para procesar resina de hachís, 7.150 euros en efectivo, inhibidores de radiofrecuencias, telefonía móvil, básculas de precisión y abundante documentación.
Cabe destacar, que tres de las naves industriales funcionaban a pleno rendimiento para obtener hasta seis cosechas anuales en cada una de ellas. Para su funcionamiento la organización había practicado enganches ilegales a la red eléctrica pública mediante una canalización de obra, estimándose la cantidad de fluido eléctrico defraudado en 66.270 euros.
Esta organización para maximizar sus beneficios económicos había empezado a experimentar con lavadoras en frío de marihuana, para extraer el polen del cannabis y elaborar hachís. Este método está siendo cada vez más utilizado por organizaciones criminales, para exprimir al máximo todos los tricomas (glándulas de resina cannábica) y obtener un hachís con altos niveles de canabinoide THC.
La operación se inició en mayo del pasado año, cuando la Guardia Civil desmanteló una de las narconaves que había sido instalada en el interior de una nave industrial de 800 metros cuadrados, ubicada en la localidad riojalteña de Haro. Esta actuación permitió la incautación de 2.765 plantas de marihuana en el punto óptimo de recolección, que arrojaron un peso neto de 212,39 kilos.
Con esta intervención, los agentes identificaron a cada uno de sus integrantes de la organización y localizaron las otras tres naves ubicadas en las localidades riojanas de Briones, Nájera y Tricio. Por tal motivo, se procedió de manera simultánea a la detención de los integrantes y a la entrada y registro en las narconaves y en dos viviendas de Haro.
Estructura organizada y jerarquizada
Los integrantes de la organización estaban altamente especializados en el narcotráfico y mantenían una relación completamente organizada y jerarquizada, con gran movilidad por el territorio nacional, tomaban fuertes medidas de seguridad para dificultar la labor policial y con roles muy definidos para llevar a cabo su actividad delictiva.
Asimismo, el jefe de la organización era la persona encargada de la gestión económica y administrativa, además de supervisar y asignar los cometidos a cada uno de sus subordinados.
El “conseguidor”, se encargaba de localizar y alquilar las naves industriales, principalmente en polígonos poco transitados por personas y vehículos. El “montador”, un experto electricista que realizaba las instalaciones eléctricas para el acondicionamiento de la plantas, además de las conexiones ilegales a la acometida pública. El “cultivador”, se encargaba de la supervisión y manipulación de las semillas, macetas y de la tierra necesaria para las plantas, correspondiendo al “cuidador” la seguridad de las naves, la supervisión de las cosechas, su envasado y entrega al “transportista” para su distribución.
Inversión de 240.000 euros
Cabe destacar, que la organización no escatimó en gastos para llevar a cabo su actividad delictiva, ya que instaló en las cuatro narconaves lo último en sistemas de cultivo, aireación y tecnología para acelerar el régimen natural de crecimiento y floración de la planta “cannabis sativa”. Se estima que la organización criminal podría haber invertido, entre el alquiler y el acondicionamiento de las naves, unos 240.000 euros.
La operación ha sido llevada a cabo por agentes del Equipo de Delincuencia Organizada y Antidroga (EDOA) de la Unidad Orgánica de Policía Judicial de la Guardia Civil en La Rioja y País Vasco con la colaboración de efectivos pertenecientes a la Unidad Funcional de Patrullas (UFP), Seguridad Ciudadana y Servicio Cinológico con perros detectores de drogas bajo la supervisión del Juzgado de Instrucción número Uno de Haro (La Rioja).
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