Agricultura

“El granizo nunca es bien recibido, aunque los precios sean inciertos”

Que esta campaña va a ser excepcional está claro, pero el viñedo resiste y avanza con fuerza. Aunque el mildiu y, recientemente, el granizo no se separan de él, los viticultores realzan que los racimos sin daños muestran un buen aspecto y tamaño de bayas.

Uno de los damnificados por el pedrisco de la pasada semana, más acuciante en Rioja Alta y Rioja Alavesa, es Kepa Martínez de la Piscina. Cerca del 30 por ciento de su producción ubicada en Navaridas se ha visto golpeada por el granizo. En concreto, 10 hectáreas de las 35 totales que tiene en el municipio.

“Es frecuente que nos toque la piedra, aunque este año no ha sido tan fuerte como en ocasiones anteriores”, apunta el viticultor. Este lunes ha dado parte al seguro, aunque asegura que “las aseguradoras siempre ven menos porcentaje de daños que lo que realmente hay”.

Una granizada que dejó cifras como la del cinco por ciento de la producción de Rioja Alavesa perdida. Sin embargo, Martínez de la Piscina incide en que “el granizo nunca es bien recibido, aunque los precios de la uva para esta campaña se prevean inciertos”.

“En la mayoría de los casos no resulta rentable cobrar el peritaje en lugar de vender las uvas a las bodegas o cooperativas, porque puede rondar los 70 céntimos con lo que paga el seguro”, apunta el viticultor, “sin contar que la cepa se queda muy afectada para el próximo año”.

Martínez de la Piscina asegura que es importante sacar adelante la cosecha porque el dinero que se ha dejado en la tierra es muy cuantioso: “Yo ya llevo cinco manos de sulfato y calculo que cada una de ellas, para mis 35 hectáreas, me costará entre 1.500 y 2.000 euros”.

En su caso, sin embargo, se muestra “tranquilo y contento” con su bodega compradora, Marqués de Riscal, porque “la venta de uva está asegurada y su pago también”. El año pasado recibieron una retribución de 1,20 euros el kilo de uvas.

Desde Villabuena, también foco de la granizada, su alcalde Iñaki Pérez recalca que los daños varían mucho de unas parcelas a otras, “aunque sí se respira un sentimiento de desolación”. “Lo que toca ahora”, insiste, “es que las bodegas recojan las uvas y sean conscientes de que los agricultores están haciendo un gran esfuerzo por sacar la cosecha adelante con uvas de calidad”.

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