Crisis del Coronavirus

Las secuelas del COVID-19: «No ha habido tiempo de compartir el dolor»

La residencia de mayores La Rioja y el Colegio Oficial de Psicólogos se unen para combatir las consecuencias de la pandemia

El COVID-19 ha contribuido al aumento de numerosos casos de inestabilidad emocional. Sobre todo, en el sector de los profesionales sanitarios y sociosanitarios. Ellos han estado en primera línea de fuego desde el comienzo de la pandemia. Por ello, desde la residencia de mayores La Rioja, situada en Albelda, su directora, Cristina Hidalgo, no ha dudado en pedir ayuda al Colegio Oficial de Psicólogos para llevar a cabo la tan necesaria filosofía de ‘cuidar al cuidador’.

«Después de haber pasado por esta situación tan estresante y dura, los que hemos estado cuidando a todos nuestros mayores pedíamos a gritos que nos cuidaran y nos facilitaran herramientas para gestionar el estrés sufrido. No hemos tenido tiempo para poner sobre la mesa y compartir ese dolor. Así que le planteamos al Colegio la idea de llevar a cabo unos talleres o charlas para hacer frente a las circunstancias», comenta Hidalgo.

La respuesta por parte de los psicólogos fue inmediata. «La postura que adquirió Cristina fue muy valiente, preocupándose por el bienestar de sus trabajadores. Son personas que han vivido en primera línea situaciones de desbordamiento por la demanda asistencial; la incertidumbre de saber qué pasará; el contacto físico con los contagiados; equipos insuficientes e incómodos; dilemas éticos; exposición a familiares… El impacto ha sido brutal, y ha generado un estrés muy intenso», explica Pilar Calvo, decana del Colegio de Psicólogos de La Rioja.

Desde la residencia se han organizado pequeños grupos de trabajo, de diez personas máximo, para que cada trabajador lleve a cabo cuatro sesiones de 45 minutos. «Así facilitamos la comunicacion de los participantes. Además, se han combinado en los grupos profesionales con funciones diferentes que tiene algo en común: las emociones y las vivencias», indica Calvo.

Cristina señala que en la residencia trabajan 117 personas. «Y todos han estado al pie del cañón. Sabemos que no son tratamientos individualizados, pero todos tenemos las mismas sensaciones y necesitamos herramientas para poder gestionarlas, indicaciones para afrontar una situación similar si se volviera a dar y, sobre todo, ánimo para poder seguir adelante».

Pilar explica que, desde el principio, propusieron dos objetivos: el hacer consciente la experiencia emocional vivida y desarrollar estrategias de afrontamiento que contribuyan a mantener conductas adaptativas saludables. «Es fundamental expresar y escuchar en voz alta lo que estoy sintiendo y, a partir de ahí, aprender cómo puedo reconducirlo. Estos profesionales necesitan reducir esa sintomatología ansiosa, triste e incluso depresiva, y aprender estrategias de desactivación fisiológica. Para ello, por ejemplo, las técnicas de respiración y relajación aplicadas son fundamentales y recomendables en su día a día».

Según Calvo es esencial optimizar la energía de los pacientes teniendo en cuenta el desgaste personal, por lo que «procuramos utilizar el menor tiempo posible para conseguir el mayor y mejor resultado». Los psicólogos que desarrollan estos talleres se han propuesto que sean muy prácticos para que «los sanitarios encuentren rápidamente estrategias y herramientas para responder a lo que están viviendo y frenar, a veces, ideas de tipo irracional».

«Una iniciativa muy necesaria para nosotros, que no teníamos ni tiempo ni personas con quien compartir lo que estábamos sintiendo. Era imprescindible desahogarse, sobre todo para seguir trabajando», señala Cristina Hidalgo. A raíz de esta propuesta, Pilar Calvo confirma que varias residencias más se han puesto en contacto con el Colegio para informarse sobre el proyecto.

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