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Cornago: pasión medieval en el Castillo de la Luna

*Artículo realizado en colaboración con La Rioja Turismo

Allá por 2003, los valles del Leza, Jubera, Cidacos y Alhama entraron a formar parte de la denominada Reserva de la Biosfera. Un programa que distingue los espacios con un ecosistema valioso y adecuado para la conservación, investigación científica y aplicación de modelos de desarrollo sostenible en los que la población local es la protagonista.

Una década más tarde, este territorio fue designado como Destino Turístico Starlight. Un reconocimiento para los lugares donde por su orografía o climatología, entre otros factores, hacen que sea posible ver de manera especial las estrellas. Y uno de esos paraísos astronómicos es el Castillo de los Luna de Cornago.

Esta localidad riojana, frontera de los antiguos reinos de Navarra, Aragón y Castilla, “parece un pueblo pequeño, pero cuando te adentras por sus calles descubres numerosos recursos turísticos que te dejan asombrado”, cuanta Arantxa Jiménez, guía de Cornago. El Castillo de los Luna, más conocido por Castillo de la luna, debe sus nombres a “un juego que se quiso hacer por lo bien que se aprecia la luna y las estrellas en este rinconcito y el apellido de la familia que vivió en él”.

Por sus orígenes en la época medieval, Cornago tiene un importante patrimonio histórico y cultural relacionado con las fortalezas, plazas fuertes y monasterios. “Es muy curioso. El conjunto monumental de iglesia y castillo corona el monte, pero una vez ahí, tienes la sensación de que estás en una hondonada, en un valle”.

Pero hasta llegar al castillo hay muchas paradas en el camino. La ermita de la Piedad, por ejemplo, que se asienta sobre un arco rebajado que antiguamente fue uno de los accesos a la villa. Además, la ermita de Santa Catalina, “nuestra iglesia de invierno”, un edificio de estilo barroco y del siglo XVII. Y por último, la ermita más antigua de Cornago, la de San Gil y San Blas, construida en la zona más alta y antigua del pueblo, al lado del Barrio Judío.

Y por fin la joya de la corona: la iglesia parroquial de San Pedro y el castillo. “Ambos tienen un encanto muy especial. La iglesia tiene una capilla -que yo llamo pequeña capilla sixtina- que merece mucho la pena ver, con varios lienzos restaurados y en la cúpula, pintada la imagen de la resurrección”.

Alto en el camino para comer

Hace ocho años, David Expósito puso en marcha la taberna ‘La Reyes’. Un local muy amplio que recibe al visitante con comida casera de calidad. “La cocina riojana es la protagonista. Desde un buen bacalao, elaborado de varias formas, hasta todo tipo de carnes a la brasa pasando por la legumbre, las carrilleras o el rabo de toro”. David sabe que Cornago no es un pueblo de paso, que se ve desde la carretera o pasas por casualidad. “Aquí vienes o vienes. Y una vez en el pueblo, la gente se queda asombrada por su arquitectura de piedra y su encanto”.

Calles estrechas y empinadas que desembocan en un gran conjunto monumental donde el ver las estrellas se convierte en toda una experiencia. Pero además, Cornago cuenta con el singular yacimientos Los Cayos, donde la cantidad de icnitas en el terreno hacen de este lugar uno de los más visitados gracias a su fácil acceso y su calidad. Asimismo, no solo las marcas de dinosaurios han quedado imprentas en esta zona, icnitas de otros animales, pequeñas aves o tortugas también se pueden disfrutar.

En definitiva, un lugar donde naturaleza, arquitectura y estrellas se unen para completar una jornada de ensueño.

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