Crisis del Coronavirus

Ramón Óptica: “El uso de lentillas aumenta por las mascarillas”

A principios del mes de marzo, sin que nadie lo esperara, la vida de todos dio un giro radical. Una crisis sanitaria azotaba el país, y pocos días después, el mundo entero. Prácticamente todos los comercios, bares, restaurantes… echaron la persiana y entre ellos, las ópticas riojanas, tras la decisión de la Asociación de Empresas de óptica de La Rioja de permanecer cerrados por seguridad de sus empleados y clientes. Eso sí, manteniendo un servicio de urgencia al que los usuarios pueden acudir a través del teléfono.

“Somos sanitarios de atención primaria visual. Podríamos abrir todos los días, pero el Gobierno nos autorizó a cerrar por fuerza mayor al no disponer de equipos EPI de protección”, explica Elena Madorrán, al frente de Ramón Óptica.

Hasta el momento, Elena confirma que a nivel clínico no han tenido ninguna urgencia. Lo que la clientela demanda en esta situación de crisis son lentillas, líquido de mantenimiento y desinfección y el arreglo de la rotura de cristales o monturas.

El uso de mascarilla dificulta en muchas ocasiones la visión con gafas, por lo que el uso de lentillas está aumentando, incluso muchos clientes se están planteando probarlas. “Ahora mismo no podemos hacer adaptaciones nuevas, así que tendrán que esperar a que abramos”.

Para ese problema, además de adaptarse bien la mascarilla, estamos vendiendo muy bien unas gamuzas y un gel anti vaho que funcionan estupendamente”. Madorrán recalca la multitud de consultas recibidas alrededor del mundo audífono y todo lo relacionado con él. “Abrimos martes y jueves de 12 a 14 horas para atender las urgencias no clínicas, ya que las consultas están cerradas. El resto del tiempo mantenemos un servicio de teléfono y whatsapp para todo aquel que necesite cualquier cosa”.

La vuelta, más segura si cabe

El deseo de una vuelta, aunque sea a una relativa normalidad, es el sentir generalizado de la población, pero debemos ser conscientes de los cambios que vamos a tener que experimentar si queremos llegar a estar como antes. La reapertura de los comercios también va a sufrir varias alteraciones, tanto sociales como económicas.

“La cantidad de clientes que van a poder entrar a la tienda va a ser mucho menor y la plantilla sigue siendo la misma. Si antes podíamos atender en consulta a ocho personas a la vez, ahora el ritmo de trabajo va a bajar mucho porque no podemos tener a más de dos personas en la sala de espera y dentro del establecimiento también hay que mantener una distancia de seguridad”, cuenta Elena Madorrán.

Eso sin contar que las gafas, a la hora de enseñarlas, van a tener que ser retiradas para desinfectarlas antes de que se las pruebe otro cliente. Un proceso que conlleva de 45 a sesenta minutos.

Aun teniendo en cuenta todos estos aspectos, desde Ramón Óptica llevan preparando un mes tanto las instalaciones como la maquinaria y el producto, “para que cualquier persona que entre se sienta completamente segura”. Además de las mascarillas que ya portan los empleados, llevarán pantallas de protección y se va a denegar el acceso a la tienda de toda persona que no lleve mascarilla.

“Por supuesto, vamos a tener una serie de mecanismos de higienización muy potentes en todo momento. Tanto mobiliario, como producto, instalaciones y gabinetes, pasando por nuestra ropa, va a estar todo completamente desinfectado”, concluye: “Toda precaución es poca. Cuando volvamos, la gente puede estar súper segura de que va a entrar a un establecimiento sanitario muy muy higienizado”.

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