Agricultura

En abril, aguas mil y el campo riojano, desbordado y “al límite”

Las recientes precipitaciones que han protagonizado el fin de semana no han molestado tanto en pleno confinamiento, a excepción de los menores y sus padres que desde este domingo ya podían disfrutar de un paseo. El que sí se ha visto radicalmente perjudicado es el campo riojano. Cereal, almendros, cerezos, viñas, … Todos los cultivos aborrecen este exceso de agua que más allá de favorecer la producción ocasiona una gran cantidad de hongos y enfermedades que se pueden acuciar con la subida de temperaturas.

Los refranes están para algo y es que el mes de abril ha registrado, hasta el 25 de abril, un nivel de precipitaciones superior al cien por cien en toda la región repecto a la incidencia habitual, con especial incidencia en La Rioja Baja donde las variaciones se encuentran entre el 175 y el 300 por cien. Un mes “bastante húmedo”, según el delegado de la AEMET en La Rioja, José Antonio Pellitero, aunque marzo le supera con la calificación de “extremadamente húmedo” debido a sus 102,3 mm registrados en Logroño frente a los 26 mm habituales.

“Los primeros 140 litros vinieron muy bien, pero ya superamos los 300 y el desastre que se está provocando es grave”, apunta Pedro Martínez, agricultor de Quel que ya ha tenido que echar varias manos de tratamientos en sus almendros para combatir la monilia. “En algunas fincas ya se ha llevado el 60 por ciento de la cosecha, sobre todo en aquellas con variedades de marcoma o guara, las más afectadas”.

Un daño “difícil de controlar” a pesar de los tratamientos empleados y con “escasos resultados” que afecta de igual forma a los cultivos convencionales como ecológicos. Martínez también señala a los viñedos porque “si estas precipitaciones se prolongan durante diez o quince días más, va a haber serios problemas en su desarrollo vegetativo porque ahora mismo se encuentran al límite”. La espergura, por el momento, se desarrolla ‘a trompicones’ esquivando estas incesantes precipitaciones.

Una situación similar para los cereales. Mientras que el año pasado sufrieron gravemente la sequía, el 2020 les ha castigado con los hongos. “Por La Rioja Alta la situación empeora porque apenas sale el sol y los cultivos no consiguen cerrarse. Además, los herbicidas no hacen su efecto en las malas hierbas y los fungicidas contra los hongos no son persistentes, así que hacen falta tratar varias veces provocando así un gasto añadido”, apunta desde Foncea el agricultor Óscar Salazar.

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