CARTA AL DIRECTOR

Carta a un presidente en una situación excepcional

Soy un modesto asesor de Logroño y tal vez mi día a día no sea de su interés. Pero sí tal vez las emociones que tuve el pasado viernes. Me levanté como todos los días de atrás con la responsabilidad de atender el difícil día que nos esperaba. Acababa de salir el BOE y lo leía mientras desayunaba, con la mente puesta en todos los clientes a los que en ese día tenía que tranquilizar. A todos a los que tenía que explicar que nuestro Gobierno había decidido ya qué empresas y qué sectores podían cerrar, cuáles tenían que seguir operativos, quienes tenían sus salarios asegurados (o al menos en parte), los que estaban expuestos a pagar las nóminas de sus empleados, los que tenían que pagar sus seguros sociales, quienes estarían exonerados de ello, qué autónomos podrían tener prestaciones extraordinarias en sus cuotas y cuáles no… en definitiva, explicar y decidir quién se beneficiaba y quién no, en esta dilatada decisión.

Ese fue mi desayuno. Luego llegó el momento de entrar a la oficina. Allí me topé con el blog de mi referente: Alberto Joven. Él es un compañero de Zaragoza y en sus palabras manifestaba pensamientos, dudas, temores, su situación personal… (de hecho, recomiendo su lectura para entender a nuestro sector, se resume en un “No quiero que nos aplaudan, solo que nos comprendan”) y fue entonces cuando las lágrimas empezaron a caer como puños sobre mi rostro.

Tan sólo eran las ocho y media de la mañana. No podía derrumbarme. Empezaba otro día y no me podía permitir fallar, desalentar, desanimar, ni a mis compañeros de despacho ni a nuestros clientes. Con esto no quiero heroicidades. Obviamente no puedo compararme con todos los profesionales sanitarios, Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, con todas esas personas que están poniendo su vida a disposición de los demás, de las nuestras, y por ello, mi más sincero agradecimiento y todo el apoyo en estos duros momentos.

Dicen que la realidad supera a la ficción. A día de hoy tenemos los hospitales colapsados, a la ciudadanía confinada, nuestros hijos/as asustados por una situación que no entienden y a quienes nosotros mismos intentamos tranquilizar, sin entenderlo tampoco, o alentando a nuestras familias, vecinos y compañeros, a empresarios y sus trabajadores. Es por ello, que miro a mi alrededor, me percato de la dificultad de cada una de las situaciones, y no puedo entender como no somos capaces de ser responsables a nivel individual, respetando el quédate en casa. ¿Pero es que no vemos como cada día hay cientos de personas que mueren? ¿Qué otras tantas están muy graves al albur de sus propios medios? ¡Qué más hace falta para concienciarnos que esto está pasando de verdad! Que no es un sueño, ni tampoco otra película apocalíptica más, sino una terrible pesadilla de la que todavía no podemos despertar.

Esta es la reflexión que quiero hacer llegar a este Gobierno y a sus representantes, que son los nuestros, los de todos; y a la mal llamada oposición, que ahora obligatoriamente tiene que ser la predisposición, que tiene que ayudar y poner ese grano de arena que ahora tanto necesitamos.

A todos ellos decirles que necesitamos seguridad, que los empresarios y los trabajadores necesitamos saber a qué nos enfrentamos. Por ejemplo, no es más sencillo asegurar un porcentaje de sus nóminas a todos los trabajadores de este país, o exonerar del pago de los seguros sociales a todas las empresas y a todos los autónomos de este país. ¿Por qué estáis asegurando unos sectores sí y otros no? Todas, y repito, todas las empresas y autónomos de este país somos necesarios. Comprendo que hay servicios que hay que mantener, pero ¿habéis pensado que esas empresas, que no van a cobrar a corto plazo, son las que van a tener que asumir las nóminas de sus trabajadores, y las que van a tener que asumir una serie de costes por obligación de un Real Decreto?

Claro que puedo afirmar que están bien las líneas de financiación pero, en definitiva, serán las entidades financieras las tendrán que asumir esa labor, que por cierto, ¿por qué estas tienen que permanecer abiertas al público cuando todos los Organismos Oficiales (como Hacienda, Seguridad Social, SEPE, Oficinas de CCAA) están cerrados al público? De verdad, es que no lo entiendo.

Señor Sánchez, solo quiero transmitirle mi preocupación, que es ínfima en comparación con todas las que usted puede tener, pero ojalá consiga hacerle reflexionar sobre la situación económica. Considero que disponen de expertos muy válidos y estoy seguro que estarán estudiado todas y cada una de las posibilidades, pero de la misma manera, entiendo que es imprescindible afianzar y asegurar todas y cada una de las empresas de este país, así como a sus trabajadores.

Por favor, destine todos los recursos que sean necesarios.

Somos un país solidario por naturaleza. Si los empresarios y trabajadores de este país se ven amparados por este Gobierno, no tengo la menor duda que todos los servicios imprescindibles serán a su vez atendidos. Entiendo que son muchas las difíciles decisiones que tiene que tomar, que poner a disposición tal cantidad de recursos afectaría en gran medida a la viabilidad del país, pero como decimos en La Rioja, “el dinero y los cojones, para las ocasiones”. Y considero que estamos en una ocasión más que extraordinaria, en la que el tiempo apremia, o más bien castiga, a las personas y a la economía.

Reciba por mi parte un atento saludo y mis ánimos para tan difícil situación.

*Puedes enviar tu ‘Carta al director’ a través del correo electrónico o al WhatsApp 602262881.

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