Pocas veces un nombre de mujer tuvo tanta transcendencia en las fiestas de marzo de Calahorra. La borrasca Karine había echo algún que otro estrago por la noche en la ciudad y había despertado a los que habían ido pronto a la cama. Cortes de luz, árboles rotos, la colchoneta de las pistas de atletismo que terminó en el aparcamiento… Todo el mundo comentaba lo que le había pasado: mi terraza llena de cascotes, el árbol del cole de enfrente destrozado, no he dormido el toda la santa noche… Otros ni se enteraron de la fiesta.
El frío, y que era lunes y muchos trabajaban, ha hecho que la gente desapareciese a primera hora de la mañana. Pocas personas en el encierro y también poca gente en la plaza (mucho cemento, que dicen algunos). La calle Grande también con poca gente y los calderetes con los justos para hacer el menú que luego probarían muchos más.
El ambiente empezó a aparecer a ver la mascletá. Impresionante lo que consigue Pirotecnia Tomás con sus fuegos y sus mascletás. Traen un poquito de Valencia siempre a Calahorra y es de agradecer, sobretodo porque nunca falla.
Tampoco han fallado las peñas. Allí estaban amenizando los vermús y ofreciendo rancho a todo el que se pasó por la carpa del Raso, donde se trasladaron los calderetes previendo las posibles inclemencias meteorológicas.
Los que no pudieron salir fueron los gigantes. El aire impedía que bailasen en condiciones de seguridad, aunque seguro que hay tiempo de volver a verlos. Para esta tarde, muchas fiestas infantiles. Maese Villarejo llega al pabellón Europa y las peñas celebrarán tardeos, tan de moda hoy en día.
La música llegará de la mano del grupo de danzas Coletores y de Daniel Subero en la plaza de Abastos. Versiones de los 70 y los 80 en la carpa por la tarde y el tributo a Mecanografiarle por la noche. Los calagurritanos lo tienen claro, van a seguir viviendo la fiesta a pesar de Karine.
