La Rioja

El último viaje de Eneas

Hace ahora cuarenta años. Era enero de 1980, se habían descubierto las cloacas romanas y ‘Amigos de la Historia’ se encontraba limpiándolas. José Luis Cinca, actual coordinador de la asociación, hallaba esos días una de las piezas más importantes de la historia de la arqueología romana en lo que se refiere a joyería: un sello en el que se plasmaba la historia de Eneas, hijo de Afrodita y natural de Troya, que sobrevivió a la destrucción de la ciudad por parte de los griegos.

Años después, concretamente en 1989, y dentro de una cesión de todas las piezas halladas, el sello se entregó al consistorio de Calahorra para que fuese expuesto en el Museo Municipal. Nunca llegó a suceder. Ni los calagurritanos ni sus turistas ni casi nadie pudo disfrutar de la pieza desde entonces. Se guardó y nunca más nadie lo volvería a ver. En 1994, la asociación recibía la increíble noticia de que el sello había desaparecido. Resultaba increíble, pero nadie sabía nada. Incluso se llegó a acusar a la asociación de no haberlo donado nunca, pero había documentación que lo acreditaba.

Desde entonces y hasta ahora, nadie ha vuelto a saber nada del paradero de una de las piezas más importantes del patrimonio calagurritano en cuanto a joyería. Mucho se ha hablado en estas cuatro décadas sobre lo que pudo pasar, pero nadie se atreve a asegurar nada. Cada cierto tiempo, ‘Amigos de la Historia’ lo recuerda con la tristeza de no poder tener una pieza romana única.

Al menos, el sello tuvo el tiempo suficiente de poder ser valorado. En los años que estuvo en manos de la asociación se hizo una réplica casi al detalle que permite ahora, cuarenta años después, comprobar la belleza que podía tener el original.

Y es que el sello se trata de una pieza única. Su importancia incalculable; no sólo por su procedencia y por su valor histórico y de joyería sino por mucho más. Así, una de las singularidades de este sello radica en que se trata de una pieza que por representar a un semidios no podía pertenecer a un ciudadano corriente sino que tenía que ser una persona muy influyente a nivel político y/o religioso. 

Entre otras cosas eso es lo que distingue a esta pieza de otras de las encontradas en Calahorra y lo que le da un valor especial. También la leyenda de su desaparición. Incluso la réplica, que se hizo de los lacres originales que aún se conservan, tiene una diferencia con la original que sólo Jesús Ángel Ruiz, gemólogo que la realizó, sabe.

Del sello también se publicó un artículo que corrió a cargo del catedrático de la Universidad de Murcia, Antonio González Blanco y que se puede leer en el libro de arqueología de Calahorra publicado por el ayuntamiento en 1991 que además recogía el inventario de todo lo entregado en su día por ‘Amigos de la Historia’ al consistorio.

Una pérdida importante que siempre quedará en la historia calagurritana como una desaparición digna de Cuarto Milenio. ¿Qué pasaría en su día con el sello de Eneas que apareció hace ahora cuarenta años?

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