¿Qué diferencia a un buen delantero de un ‘matador’ de área? Seguramente no es una cualidad, sino la conjugación de varias, pero desde luego la facilidad para combinar recursos técnicos juega un papel capital. Y Rubén Pérez la lleva escrita en los genes. Da igual que el balón le caiga favorable para un golpeo con la derecha, a su izquierda o de espaldas a portería. El delantero del Varea cogerá el regalo, lo envolverá en forma de gol y lo colocará con mimo en el fondo de la red.
Así lo ha demostrado en los dos partidos que han clasificado a la selección riojana para los cuartos de final de la Copa de las Regiones Uefa. Cuatro goles ha marcado la ‘roblanvera’ y todos llevan su firma. Y lo más curioso de todo es que cada uno de ellos los ha materializado de forma diferente.
En el primero de sus tres tantos a Melilla, Chimbo intuyó el desmarque que su compañero de equipo en un lanzamiento de falta y le sirvió en bandeja un balón con un único problema: le cayó a su pierna ‘menos buena’. Pero Rubén Pérez no es de esos que tiene la extremidad izquierda para evitar caerse y, sin dejarlo botar, lo mandó a guardar.
El segundo es, de largo, el gol más bello y difícil que un delantero pueda anotar. Desde la banda derecha Astudillo le colgó un centro que el ariete riojano transformó en una chilena épica que despertó la admiración de todo El Mazo. Dos tantos, ambos diferentes. Y para rematar una carta de servicios impecable, otro centro lateral de Astudillo que Rubén Pérez enganchó de primeras a la escuadra con su pierna derecha. Tres de tres.
Suyo tenía que ser el tanto que clasificaba a La Rioja para la siguiente fase de la Copa de las Regiones. Y por aquello de no repetir, lo fácil sería que hubiera marcado de cabeza, pero no. Abonado al ‘más difícil todavía’, el gol del empate contra Castilla y León no ha llegado de un testarazo, sino con el tacón para completar un póker perfecto anotador.
