Ya se sabe que en el mercado inmobiliario, con burbuja o sin ella, quien fija el precio de los bienes inmuebles no es quien los vende sino aquellos que los adquieren. Si la cantidad demandada escapa a las posibilidades del comprador, solo hay dos opciones: rebajar el precio o esperar a que el mercado depare tiempos mejores.
Los vendedores de Oteruelo, actualmente, han optado por la primera opción. Este pueblo, situado en el valle de Ocón, entre la cuenca del Jubera y del Cidacos, salió a la venta hace un tiempo por 179.000 euros. En vista de que ningún atrevido ha puesto una oferta sobre la mesa para ser dueño del pueblo, el precio ha bajado hasta los 79.000.
El entorno es envidiable. Rodeado de encinas, robles y hayas, la localidad, abandonada desde 1974, dispone ampliamente de cobertura, fundamental en los tiempos que corren. No dispone de luz eléctrica pero el enganche más cercano se encuentra a 500 metros, en el pueblo más cercano y el agua no es problema ya que, en su día, se construyó un depósito para su abastecimiento.
Nueve solares a la venta distribuidos en tres calles, con superficies de 97-110-77 metros cuadrados; 52-186-38 y 121-52-126 metros cuadrados. Además de otras tres fincas rústicas que se encuentran a la entrada del pueblo, anexas al núcleo urbano y con una superficie de 2.500 metros cuadrados.
En definitiva, una oportunidad única para cuando la tranquilidad es lo que se busca.
