En el centro de día Gonzalo de Berceo saben que “quien canta, su mal espanta”, así que solo ha hecho falta una guitarra y la garganta, para que, los mayores del centro, hayan buceado en su memoria y hayan sacado a relucir sus mejores voces inundando de música, ritmo y diversión el centro.
En musicoterapia, “la improvisación potencia la espontaneidad y la comunicación entre las personas. Durante esta sesión, Alejandro y Raquel nos han mostrado un claro ejemplo de que la música es un medio para conseguir que la expresión fluya libre y creativamente”.