El Rioja

Si el tiempo acompaña, puede ser una cosecha memorable

De una manera escalonada, como les gusta a los abuelos, se ha iniciado la vendimia en La Rioja. Siguiendo las pautas que marca el viñedo, en Rioja Oriental llevan tirando de corquete desde hace un par de semanas para las variedades blancas más tempranas como el tempranillo blanco o las foráneas chardonnay y sauvignon blanc. Y algún que otro viñedo de uva tinta también empieza a recibir a las cuadrillas. Pero son los menos.

Nos vamos a Alfaro para hablar con Inmaculada Escudero, de Ilurce Bodegas y Viñedos. “De momento los muestreos nos dan una calidad de uva excelente, creo que la cosecha viene estupenda y con un adelanto de diez días con la del ‘18. Trabajamos únicamente vinos tintos y ya están a punto, hoy martes empezamos con las primeras parcelas de tempranillo y garnacha, dejando el graciano para más adelante. Con seguridad que para la primera semana de octubre habremos terminado todo. Por la zona la gente está a tope con los blancos y me han comentado que la cooperativa ya lleva unos días recogiendo tinto”.

Los últimos datos ofrecidos por el Consejo Regulador hablan de 4.636.345 kilos de uva blanca recogidos y 4.097.233 de tinta. De los que corresponden 6.812.229 kilos a Rioja Oriental (3.439.895 de blanca y 3.372.334 de tinta), 1.012.530 a Rioja Alta (694.232 y318.298) y 908.819 a Rioja Alavesa (502.218 y 406.601). Queda mucho por delante, pero con cifras de 7 de septiembre ya se han vendimiado 8.733.578 kilos de uva.

Seguimos ruta hasta Alcanadre. “Si nada se tuerce, viene una cosecha espectacular”, es Cristina Alesanco de Bodegas Aradón la que incide en la calidad de la uva, “en general vemos baya pequeña y con buena sanidad. Nosotros empezamos el jueves con las viuras viejas y la garnacha blanca, dejando para el jueves 19 la recogida de tintos con el tempranillo y la garnacha. Buscamos una vendimia larga y pausada, dando tiempo a cada parcela porque llega algo irregular. El graciano viene más lento y lo recogeremos en octubre. No creo que vayamos más allá de la Virgen”.

Cambio de rumbo buscando zonas más frescas y tardías, a Bodegas Cantiga en Briones. Daniel Puras lo tiene claro: “Si no se tuerce el tiempo, esta añada puede ser histórica, de las buenas, buenas; de ésas de guardar en el recuerdo. Hoy me he levantado y estábamos a 8 grados, pero es que por el día hace mucho calor y corre viento. Mi previsión es empezar en un par de semanas con la viura y a principio de octubre con los tempranillos y el garnacho. Si lo comparo con el año pasado todo llega con unos quince días de adelanto”.

Luis Valentín desde su bodega de Ollauri también es optimista. “En Valenciso el adelanto es mínimo, con los últimos muestreos que hicimos las semana pasada viene con un máximo de cuatro – cinco días de adelanto. Estamos contentos porque el ciclo ha ido muy bien y, aunque ha sido un verano seco, cayeron cincuenta litros de golpe justo en el momento adecuado. Hay menos cantidad pero con grano suelto y pequeño. Calculo que nos quedan tres semanas para empezar”.

En Ábalos la tranquilidad es la nota predominante, queda mucho hasta la vendimia. Pilar Fernández Eguíluz, de Peña la Rosa, lo tenía claro cuando compartimos un vino en la Jornada de Puertas Abiertas del pasado sábado, “lo que veo en el campo me gusta mucho, creo que si el tiempo acompaña vamos a tener uva de la buena. De momento en casa vamos a dejar que llegue octubre, no creo que vendimiemos nada antes; yo, por lo que pueda pasar, la semana que viene me voy unos días de vacaciones para coger fuerzas, ¡que luego llega lo bueno!”.

De la misma opinión era Jesús Puelles: “Hasta octubre no empezaré con la viura y la tinta unos diez días más tarde. El año pasado terminé de vendimiar el 22 de octubre, pero este viene más adelantado. Lo que sí te puedo decir es que estamos ante una añada que promete mucho”.

Terminamos en Haro, con una histórica: Viña Tondonia. Julio César López de Heredia, prudente, no puede esconder un punto de optimismo, “realmente estamos ilusionados con este 2019. La viña viene con la uva justa, suelta y con una sanidad notable, yo creo que si el tiempo nos respeta en estas semanas que vienen, la añada va a ser estupenda en calidad. Se están dando mediodías cálidos y noches frescas, sólo nos falta un pequeño chaparrón que refresque algo el viñedo y nada más. Pasamos unas semanas malas a finales de julio porque en Haro no llovía, pero el tormentón del 1 de agosto cambió la cara del viñedo. Por la edad y nuestra forma de trabajar la viña, aunque se ha adelantado un poco el ciclo, nosotros apenas lo notaremos, la viña además viene poco cargada; mi idea es empezar la última semana de septiembre con nuestras viuras viejas y luego entrar ya con el tempranillo. Y bien avanzado octubre ya nos dedicaremos al mazuelo y al graciano. Sería ideal una vendimia larga y espaciada”.

El resumen de esta pequeña “batida vitinícola” que nos ha llevado de Alfaro a Haro está claro. Septiembre va a decidir el devenir de una cosecha que, si nada se tuerce, se adivina “buena, buena, para recordar”. La viña está impecable y con una producción equilibrada y sana, hay menos kilos debido a un verano seco que ha hecho sufrir un punto al tempranillo, pero lo poco que ha llovido ha llegado en el momento oportuno. Y conceptos malditos como oídio, mildiu y botrytis apenas se han dejado oír.

A día de hoy la palabra que mejor define el estado de ánimo de nuestros viticultores es el de ilusión por una añada que, en palabras de Pablo Franco, del Consejo Regulador, “pudiera ser una vendimia memorable”.

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