Habrá quien piense que una jornada calurosa como la de este domingo no es la más indicada para apretarse entre pecho y espalda una buena ración de bravas. Es respetable, desde luego, pero en Villar de Torre se han encargado de demostrar que las patatas bravas, estando ricas, entran igual de bien en cualquier momento.
Y lo han hecho con una vigesimocuarta edición del festival que ha vuelto a multiplicar la población de esta pequeña localidad riojana, donde se han formado colas kilométricas para hacerse con alguna de las 2.500 raciones que el Ayuntamiento y la asociación cultural San Juan Bautista han repartido como preámbulo de las fiestas de Acción de Gracias.
Más de medio centenar de jóvenes han preparado las raciones, echando mano de 600 kilos de patatas, 120 de mahonesa y 80 de tomate, pero más habrían repartido si más hubieran hecho, pues el Festival de la Patata Brava es uno de los grandes reclamos gastronómicos de la zona.
Y para bajar el almuerzo a gusto, por la tarde se han celebrado partidos de pelota en el frontón, protagonizados por los vecinos de la localidad y leyenda de este deporte: los hermanos Merino, con la presencia de Titín Tercero.
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