El Sereno se encontraba tan tranquilamente tomándose unas mirindas en la Laurel cuando un amable lector le ha agarrado del brazo y le ha dicho “venga usted para acá”.
Le ha llevado cerca de allí, a la calle Bretón de los Herreros, y le ha plantado frente a un contenedor de vidrio ‘con vistas’. Frente a él resulta complicado encontrar alguno de los adoquines de la vía pública, ya que a modo de felpudo tiene una señora alfombra de cartones.
“Los camareros de los bares cercanos no se molestan en tirar las botellas al contenedor de vidrio y el cartón al contenedor azul, que está a cinco metros”, indica este amable lector al Sereno, preguntándose: “¿Tanto cuesta hacer bien tu trabajo y colaborar un poco con el medio ambiente y, de paso, con tu ciudad? Por no comentar la suciedad que genera en la acera y los malos olores”.
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